Un año de sequía limitaba la posibilidad de encontrar hongos y, aunque lo habitual es que los primeros ejemplares afloren a comienzos de noviembre, es ahora cuando los mejores buscadores dan con especies como los ‘esclatasangs’.
Se estima que hay más de setecientas especies de setas en Menorca pero los denominados robellones o níscalos de sangre se lleva la palma. Destacan unas ciento cincuenta especies comestibles y unas sesenta tóxicas. Incluso hay unas ocho que se consideran mortales. Algunas de las setas más apreciadas son la rúsula, la negrilla, la seta de cañaheja o la senderuela. Existe una guía que ayuda a escoger bien y que se puede consular en la web micomenorca.com.
Algunas recomendaciones que se deben tener en cuenta son buscarlas en zonas públicas o privadas si tenemos el permiso correspondiente de la propiedad. Siempre hay que respetar el medio y el paisaje y ser respetuoso con el entorno. No coger setas que no conozcamos o que nos hagan dudar de su aprovechamiento en la cocina. No arrancar la seta si no cortar el tallo. No rascar la tierra, facilitando que se mantengan las condiciones para que en el futuro vuelvan a salir setas allí mismo. Llevarlas en cesta, aireadas y sin apilar. No tocar las setas que no queramos, aunque sean tóxicas pues todas ejercen su función en la naturaleza.
Jo afegiria que no s’ha d’embrutar els camins ni el camp amb papers, bòtils, bosses de plàstic…. En aquesta època és exagerat la quantitat de restes que aparèixen i és incomprensible que hi hagi gent que sapi endur-se’n els bolets però no sapi esdur-se’n les seves pròpies deixalles. Vegonyós!