Un matrimonio británico es el protagonista de una historia de burda picaresca. Como se suele decir: no ha colado. Denunciaron a un hotel de Gran Canaria por intoxicación alimentaria y han sido pillados. La ‘pareja tardó 15 meses en denunciar la intoxicación con la esperanza de cobrar una indemnización. El resguardo del hotel demostró que lejos de sentirse indispuestos arrasaron con el mueble bar. Hosteltur informa de tan rocambolesca noticia.
Demandaron al Hotel Gloria Palace pero “disfrutaron de una amplia variedad de bebidas, a pesar de estar supuestamente enfermos y acostados en la cama”, confirma José María Mañaricua, del Hotel Gloria Palace. Y no tomaron agua precisamente. En un solo día el matrimonio británico se metió entre pecho y espalda: 2 helados de crema, 2 tazas de chocolate, 4 Amarettos, 2 cervezas, 11 copas de cava, 18 copas de coñac y 4 copas de vino. El tour etilico-cremoso no tuvo nada que ver en que denunciaran “calambres estomacales y diarrea severa” por culpa del buffet del resort, lo que les había obligado a permanecer en cama desde el segundo día y había “estropeado el resto de sus vacaciones”.
Los britanicos (insistimos, solo dos personas) consumieron 109 bebidas en nueve días. “El fuerte aumento en este tipo de reclamaciones está costando caro a los hoteleros y a las compañías de viajes, y es frustrante cuando se hacen tantos años después de que las vacaciones hayan terminado”, asegura Steve Heapy, presidente ejecutivo de Jet2holidays, compañía que ha contratado detectives para frenar esta práctica que se ha incrementado hasta un 700% en tres años.
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