Cada vez son más las familias y profesionales de Menorca que destacan el papel transformador de la convivencia entre niños y animales. Lejos de ser solo compañía, los animales ofrecen una relación basada en la aceptación incondicional, un aspecto especialmente valioso para menores que experimentan inseguridades, dificultades de comunicación o situaciones de rechazo.
Un vínculo que aporta estabilidad emocional
Los especialistas consultados explican que los animales no juzgan ni critican, y responden con afecto dentro de sus posibilidades. Esta constancia emocional permite que muchos niños se sientan valorados y seguros, creando un entorno propicio para su desarrollo personal.
1. Aumento de la autoestima y del sentido de responsabilidad
Convivir con un animal implica rutinas diarias: darle de comer, mantenerlo limpio, sacarlo a pasear o dedicarle tiempo de juego. Estas tareas ayudan a los niños a desarrollar responsabilidad y a sentirse útiles. Al superar pequeños retos cotidianos, los menores descubren que son capaces de cuidar de otro ser vivo, reforzando así su autoestima y autonomía.
2. Impulso a las habilidades sociales
Los animales también actúan como facilitadores sociales. Niños tímidos o con dificultades para iniciar conversaciones encuentran en su mascota un tema que les genera confianza. En entornos educativos o terapéuticos, la presencia de un animal favorece la empatía, la escucha activa y el respeto hacia los demás.
3. Reducción del estrés y mejor gestión de las emociones
Acariciar un perro, observar un pez o jugar con un gato son actividades que han demostrado reducir la ansiedad y el estrés. El contacto físico y las rutinas de cuidado ayudan a regular las emociones y a disminuir conductas impulsivas o agresivas. En menores con traumas o dificultades emocionales, este efecto puede ser especialmente significativo.
4. Una herramienta terapéutica en expansión en la isla
La terapia asistida con animales (TAA) se está integrando progresivamente en centros educativos y sanitarios de Menorca. Psicólogos, pedagogos y logopedas utilizan animales entrenados para trabajar habilidades comunicativas, emocionales y motrices. Estas intervenciones, realizadas de forma controlada y segura, refuerzan los procesos terapéuticos tradicionales y ofrecen resultados muy positivos.
*Un artículo de Eva Remolina (Amic) para Menorcaaldia.com
