Camí de Cavalls

La etapa Son Bou-Santo Tomás que nos ocupa está fundamentalmente regida por el paso a través de la albufera de Son Bou, la cual, al ser una de las zonas más húmedas de la isla, alberga uno de los puntos calientes en lo que a biodiversidad se refiere.
Ambos extremos del recorrido son urbanizaciones, lo que facilita con mucho el aparcamiento. La etapa es de poco menos de siete kilómetros, unas dos horas y media de marcha por línea de costa, dunas, campos y barranco. Para los más preparados se recomienda realizar el recorrido de ida y vuelta. De esta forma se disfrutará por igual del fantástico paseo al borde del agua y por el humedal, como del camino interior, el cual, gracias a los dos torrentes que riegan la albufera, es frondoso y encantador.
Al final del trayecto, el caminante descubrirá la playa de Santo Tomás, ya en el término municipal de Es Migjorn Gran, y no dejará de soprenderse con los matices que la diferencian de Son Bou, a pesar de ser colindantes. Aquí el mar adquiere otras tonalidades y los atardeceres son de quitar el hipo. Es un estupendo tramo para hacerse a caballo, haciendo honor al nombre del camino.

De Torre Solí al Mai-Tai, y viceversa.

En Son Bou hay fundamentalmente hoteles y urbanizaciones, y el habitante de temporada suele quedarse en casa o en el hotel para la cena, salvo excursión a otras poblaciones para degustar otros restaurantes. Destacan dos honrosas excepciones a esta regla, y tanto destacan que de otros lugares vienen a cenar aquí: el restaurante Es Forn de la urbanización Torre Solí Nou y el restaurante indio Boni Indian Spice.
Es Forn está situado en un magnífico caserío rural sobre el monte que domina el arenal. Es un fantástico asador con parrilla al carbón en el que los visitantes son acomodados en espaciosas mesas alrededor de las pérgolas de la fachada, bajo un centenario pinar que no llega a ocultar ni el mar, ni las estrellas, ni el desfile de carnes a la parrilla y otras delicias sencillas pero contundentes. Dispone de mucho espacio, una selecta bodega y un chill-out exterior apto para cualquier tipo de celebración. Conviene reservar con antelación.
Ya en la zona baja, en el centro comercial, campa por sus fueros el Boni Indian Spice. Ocurre algo con la comida india: aquí hay mucho turismo británico, y en lo que se refiere al tandoor y a la gastronomía del Ganges no admiten fallos. Aquí todo el equipo de cocina es nativo de la ex-colonia más famosa del imperio, con lo que el viaje gustativo está garantizado. Hay que venir con hambre, espíritu aventurero y perder el miedo a las especias. Pueden sorprender gratamente al paladar más experimentado.
Como colofón recomendamos la sobremesa y copa en el Mai-Tai, un clásico de por aquí. Es un bar de cócteles ya veterano, ambientado al más puro estilo tailandés, en el que tomar unas buenas copas, conversar, conocer gente y bailar no está reñido con una buena selección de picoteo internacional a cualquier hora del día y a muchas horas de la noche.

Parada obligada: Torre d’en Galmes

De fuera vienen parejas a casarse en este insólito paraje o lo más cerca posible de él.
Torre d’en Galmés es el yacimiento talayótico más importante de las Baleares, y es visita obligada para los amantes de la arqueología. No solo es el más completo por contener todos los elementos de la época en el mismo lugar: casas, talayots, taula, sala hipóstila y sistema de recogida de aguas; además está equipado con un centro explicativo en el que el visitante puede ver un vídeo explicativo que le abrirá nuevas luces sobre el interesante periodo del yacimiento.
La visita dura unos 45 minutos y el emplazamiento está sobre una atalaya desde el que se contempla un vasto panorama del sur de la isla.
Recomendamos ver este interesante vídeo de Julia Pons Montoro: Un paseo por Torre d’en Galmés

Paleobasílica cristiana

Más se la conoce como basílica paleocristiana, es función del color del cristal con que se mire, que diría Campoamor.
Es el derelicto de una basílica de tres naves, orientada de este a oeste y al parecer originaria del siglo V. En aquella época, Menorca mantenía intensas relaciones con el norte de África, y este fue sin duda un asentamiento de monjes peregrinos que eligieron este enclave como epicentro desde el que evangelizar la zona, en una época en el que el primer tercio de los templos todavía estaba reservado para los no bautizados. Las conquistas del Islam truncaron esta actividad, pero estas piedras son mudo testigo de la implantación del cristianismo en el mundo.
Los peregrinos que conservan su fe todavía realizan el ritual de santiguarse tocando la pila bautismal. Tal vez no sea paleocristiana, tal vez sea de lo poco que queda del mundo pretérito en que lo cristiano era realmente sinónimo de aquella voluntad de amor entre los hombres, sencillez de costumbres y el largo etcétera del mque el cristianismo siempre habla y hoy él mismo tan poco practica. Tal vez. Siéntense aquí, cierren los ojos y juzguen por sí mismos.

Son Bou, la playa absoluta.

Foto: David Arquimbau.

Todas las postales del mundo llevan a Son Bou. Es fácil imaginar porqué. Son dos kilómetros y medio de arenal interminable, orientado al sur, parcialmente urbanizado, con humedal, todos los servicios, accesible, aguas impecables, dunas, chiringuitos, juegos, alquiler de todo lo que se puede alquilar en una playa.
Siendo la más grande de la isla y la que más hoteles tiene, en verano está siempre llena, y sin embargo no hay formna de llenarla. Es solo cuestión de caminar un poco hacia el oeste para alejarse del bullicio y seguir sin embargo en el mismo lugar. Son Bou es acogedora a pesar de su imponencia, virgen a pesar de sus hoteles, limpia a pesar del turismo, cómoda a pesar de la distancia. Son Bou enamora y se necesita. Menorca son calas, pero sin Son Bou sólo serían calas, con Son Bou, especialmente fuera de temporada, hay también un playón insuperable al que acudir para sentirse pequeño, para sentirse lejos, para sentirse en una postal.

Barcas, kayak y algo más


Que Es Canutells es un lugar ideal para amarrar la barquita lo saben los habituales del lugar. Pero lo que pocos conocen todavía es la refrescante iniciativa de unos visionarios amantes del medio ambiente que han instalado aquí su empresa: Kayak Canutells.
Su oferta incluye alquiler de kayaks, de mountain bikes, de padel surf, e incluso bastones de nordic walking. No es baladí, han estudiado muy bien su oferta y ofrecen, en total sinergia, excursiones guiadas por el camí de cavalls, excursiones guiadas en bici, en padel surf y en kayak.
Tienen además un divertidísimo padel surf Jumbo de varios ocupantes para los más pequeños. Si aman la naturaleza y la sana diversión, les recomendamos contactar con ellos y reservar la mejor opción para usted y su familia. La diversión está garantizada.

Comer en Es Canutells


Prueba de que en Menorca todo es posible es que uno no pensaría, en una urbanización tan lejana al circuito comercial, con una playa tan comedida, encontrar un restaurante como el que preside este trocito del litoral y que lleva su mismo nombre: el Restaurante Es Canutells.
Bordeando la misma cala, el restaurante ofrece unas inmejorables vistas al mar, que combina sabiamente con una carta muy mediterránea en la que resuelven tan bien una humilde ración de sardinas como una paella para diez personas.
Hablen ustedes con Lluis. Él les hará saber qué piezas han traído hasta sus neveras los pescadores de la zona y cual es la mejor receta para llevárselas al buche. Tal vez tengan la suerte de comerse un buen mero fresco que no estaba en el guión.

Poblado prohibido

El conjunto talayótico Es Castellàs des Caparrot de Forma tiene acceso desde Canutells. Está abierto al público, aunque alberga cierto peligro y no recomendamos ir con niños o perderlos de vista.
Se compone de muralla, casas y más de veinte hipogeos (nichos funerarios) tallados en la misma roca del acantilado. Por su valor histórico y cultural, este es uno de los puntos que ha sido elegido para presentar la candidatura de Menorca, Patrimonio de la humanidad.
Recientemente se ha demostrado que el sitio y su torre de vigilancia del XVII fueron de utilidad estratégica en la guerra civil española, hecho que, hasta las excavaciones de 2010, solo formaba parte de la tradición oral.

Camí de Cavalls

La etapa de Camí de Cavalls que va de Binissafúller a Cala’n Porter destaca por su paso obligado por Calas Coves. Binidalí y Canutells están a mitad de camino e inician, viniendo desde el este, el recorrido por los acantilados del sur de Menorca.
El recorrido completo es de cuatro horas, pero desde Canutells se reduce a la mitad. Esto es especialmente práctico cuando tenemos en cuenta que el alto en Cales Coves nos va a retrasar bastante, por su magnificencia.
Hay muchos tramos de paseo interior, entre tancas de acebuches y pinares costeros, pero las paradas señaladas son de quitar el hipo. En los extremos están las urbanizaciones donde la gente suele dejar el coche. Si ha elegido es Canutells como punto de partida, tiene la opción de consultar con la empresa Kayaks Canutells para una visita guiada y diferente. Usted decide.

Comer en Binidalí

Más que ruta gastronómica, se trata de este mítico chiringuito, Som Sis, que ya va a por su quinta temporada de éxito comprensible.
Muy buena vibra, espléndidos cócteles, gintonics y también resuelven un hambre rápida con productos típicos de la isla, una vista de primera y una cala de lo mismo lo convierten en visita obligada para jóvenes y parejas amantes del buen ambiente. Un sitio ideal para el aperitivo, la primera copa, o la penúltima con chapuzón.
Síganlos en las redes @binidali_somsis