En cada decisión de compra hay una consecuencia. Si la sociedad de consumo nos invita a gastar en Navidad, se puede hacer de manera responsable, pensando en qué productos se adquieren y qué personas u organizaciones hay detrás.
El Comercio justo nació para romper una dinámica en la que redes comerciales explotaban a trabajadores de países en vías de desarrollo para enriquecerse, sin hacer un reparto justo de la riqueza. Comprar con consciencia o de manera responsable pasó a ser una alternativa al comercio tradicional. Nos referimos a productos en la industria alimentaria, téxtil, de regalo y otros. En el otro lado, las tiendas de “Comercio Justo” certifican la trazabilidad del producto desde el punto de origen (productores o manufactureros) hasta el punto de venta.
Este año, la red balear de tiendas de “Comercio Justo”, junto con la Conselleria de Serveis Socials i Cooperació, han desarrollado varias actividades como actuaciones musicales, cuentacuentos, cocinado de productos de sus tiendas, degustaciones o talleres de decoración para llamar la atención sobre lo que habitualmente no se sabe de todo aquello que compramos para Navidad; qué historias personales hay detrás.
Caritas Menorca – S’altre Senalla y la delegación de la Fundación Vicente Ferrer en Menorca participan, también con el sorteo de cestas de Navidad de productos propios valoradas en cien euros. Los tickets se reparten entre los clientes por compras superiores a 10 euros.
Las cuatro garantías que otorga la compra de productos de Comercio justo son la garantía de que los productores han recibido un sueldo digno por su trabajo, que no se explota a menores de edad, que se respeta el medio ambiente y que se fomenta la igualdad de trato entre hombres y mujeres.
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