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Viñas y vinos en la Albufera de Es Grau

Sa Cudia Nova, exponente de actividad económica en un terreno de máxima protección ambiental

visita a la bodega sa cudia de es grau
visita a la bodega sa cudia de es grau
La visita a los viñedos es posible gracias al Equipo de educación e interpretación ambiental del Parque Natural.

La visita a los viñedos es posible gracias al Equipo de educación e interpretación ambiental del Parque Natural.
La visita a los viñedos es posible gracias al Equipo de educación e interpretación ambiental del Parque Natural. FOTO.- Tolo Mercadal

Una actividad económica ligada al entorno, condicionada por la tramuntana, respetuosa con la tierra y el agua, tributaria de un pasado remoto y de una cultura- la del vino- que lucha por recuperar su espacio. Unos caldos que resultan del aprendizaje humilde de las sabias lecciones que da la naturaleza y de una pasión que va más allá del beneficio económico.

Un “lloc” -Sa Cudia Nova- y una familia, la de Andrés Martínez Jover, que laten al ritmo que imprime el Parque Natural de la Albufera de Es Grau que acoge, exigente y generoso, unos viñedos ganados al suelo árido e irregular, salpicado de pizarra y peinado por el viento del Norte, con la colaboración inestimable de Joaquín, el capataz de la finca.

Una treintena de personas han tenido ocasión de conocer de primera mano la explotación vitivinícola que desde hace 15 años acoge Sa Cudia Nova, en el marco de las actividades que organiza el Equipo de educación e interpretación ambiental del Parque. El recorrido ha comenzado en el Centro de recepción del Parque, con una amena exposición, combinado de historia, decisión empresarial y técnicas de cultivo, y ha continuado por la finca, donde la visita a finalizado hacia el mediodía con una degustación.

Martínez Jover ha sido el encargado de explicar a los asistentes el porqué de elaborar vino -“Menorca fue una gran productora en el pasado y hay que hacer más cosas, no nos podemos quedar sólo con el queso”, ha apuntado el anfitrión- y cómo esta decisión y su ejecución se han adaptado a las exigencias que imponen las condiciones de un “lloc” de 132 hectáreas ubicado en una zona de máxima protección ambiental, de las cuales se cultivan ocho.

Cepas de malvasía conducidas preferentemente en marco real de origen romano (2,5 metros entre hileras y 2,5 metros entre cepa y cepa) que permiten labores cruzadas que se adaptan al régimen de vientos, tratamiento de agricultura ecológica certificado, cultivo con buenas prácticas ambientales, con anécdotas incluidas, como el control de pájaros a través de halcones. Años de ensayo-error y dos nombres propios, Favàritx, para los caldos más sencillos, Sa Cúdia Nova, para la estrella de la bodega, el primer vino de la tierra de Menorca que consiguió colarse en las prestigiosas guías Peñín y Repsol.

Dos nombres propios, tres si se añade el Martínez Jover, que son expresión de cómo todo es posible con amor y paciencia, incluso obtener unos vinos de calidad en una tierra que un día dejó de lado su tradición vitivinícola, pero que, poco a poco, la va retomando.


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