¿Y ahora qué?

“¿Y ahora qué?” Ésta es la pregunta que se plantea una vez pasado el 9-N, y muchas son las posibles respuestas, más cuando la validez de la consulta celebrada en Cataluña está cuestionada por su falta de garantías -no había censo ni una junta electoral ni el resto de pequeños gestos que dan legitimidad a una votación- y por su incapacidad para cambiar el “status quo”, sabida de antemano.

A pesar de todo la consulta se celebró y que la respuesta fue positiva es indudable, con lo que puestos a hacer una lectura, a mí me gustaría hacerla en clave positiva y esperanzadora, una lectura que permitiera que todas las sensibilidades y los sentimientos que genera un episodio como el de ayer tengan un cauce adecuado para expresarse.

Mi lectura es que, aunque a muchos les de miedo, España está preparada para hacer frente a cualquier reto, que contamos con mecanismos para cambiar las cosas que no nos gusten y para buscar mejores fórmulas de organización y de convivencia. Creo que el Gobierno de Rajoy y la Justicia han sabido mantener la calma y esto permitió que la ciudadanía se expresara, y hoy el día se ha levantado como cada día.

Soy consciente de que ésta es una lectura rápida, que son muchos los matices que estoy soslayando, pero prefiero pensar que, más allá del corsé constitucional e institucional, del juego político, estamos en condiciones de reanudar el diálogo, de volver a soñar con cómo queremos ser y de intentar, quien crea que es mejor, que lo hagamos todos juntos otra vez. No nos enredemos en cuestiones de legitimidad o de utilidad, el 9-n ha pasado. Leámoslo como una oportunidad para repensarlo todo y aprovechémosla para dar una respuesta más satisfactoria la próxima vez.