La proeza del “acometaje” de Philae este miércoles 12 de noviembre a 505,9 millones de kilómetros distante de nosotros, tiene tanto de misterioso como lo es el nombre del cometa…67P/Churiúmov-Guérasimenko en honor de sus descubridores ucranianos (Klim Ivánovich y Svetlana Ivánovna) en 1969.
La noticia que no ha saltado en las portadas de nuestra prensa local (Menorca), nos lleva de ser creados con barro…a descubrir que portamos un calado de polvo de estrellas.
Los cometas con su composición de agua, monóxido de carbono, amoniaco, metano, hidrogeno, azufre y más…con un olor que va (como lo asegura el espectrómetro de Catherine Alwegg de la universidad de Berna), del huevo podrido al de la almendra agria…son anteriores a nuestro sistema solar.
Así que tras la peli INTERSTELLAR en nuestras pantallas daremos con suerte así un paso de gigante en la comprensión de cuánto hay.
La Agencia Espacial Europea (ESA) escogiendo por concurso los nombres de su sonda ROSETTA y de su laboratorio-robot PHILAE acertadamente proponen la visión de dicha expedición espacial apenas estrenada.
ROSETTA fue la piedra que permitió al egiptólogo Jean-François Champollion descifrar las tablillas de los sumerios en 1822. Igualmente ESA con su proyecto espacial de 1.4 billones de Euros desea ser un faro que ilumine los albores de nuestro universo.
PHILAE es la isla en Egipto sumergida en las aguas de la macro presa de ASUAN en 1970 que habitaba los templos al rey Sol y cuya cúspide aflora sólo hoy.
Con eso ESA desea con tan pequeño cometa (menos del ½ kilómetro en extensión), conseguir indagar como llegó la vida con su ADN inteligente hasta aquí.
Nada de extraño que encuentren vestigios del Principito de Antoine de Saint-Exupéry que con su “Asteroide B 612” quiso devolvernos el gozo… De la inocencia del niño que late siempre en nosotros y en el Universo…a pesar de los pesares de hoy.