Menorcaaldia publica este martes un nuevo problema en la conexión Barcelona-Menorca a través de Vueling. Es el enésimo incidente (y creo que me quedo muy corto) de esta aerolínea en esta ruta en particular. A falta de estadísticas más fiables y si mi memoria no me falla, en ocho de mis últimos nueve vuelos con esta aerolínea en los últimos dos meses el avión salió con retraso. El vuelo de las 21.45 de los domingos el VLG 3710 es un clásico de los retrasos.
El último avión de esta aerolínea que tomé, el domingo 19 por la mañana, debía despegar a las 8.45. Aterrizamos en Barcelona a las 11.30. La explicación del piloto fue que habían pinchado una rueda en Barcelona y que la reparación más el tráfico aéreo de El Prat y Menorca provocaron la demora. Una excusa que sirve de poco por proceder de quien suma ya tantos antecedentes máxime cuando uno se desplaza a Barcelona para acudir a un funeral, mi caso, o debe enlazar con otros vuelos para llegar a su destino final, caso que también se dio el domingo.
Y a la que repasamos un poco la hemeroteca vemos que también es Vueling la empresa a la que acusó Més per Menorca de no aplicar íntegramente el descuento de residente (comunicado del 7 de mayo).
Ahora el incidente es un avión que se tuvo que cancelar por problemas de overbooking y retraso en la salida. En esta ocasión hasta tuvo que intervenir la Guardia Civil para desalojar el aparato.
Hay pasajeros que hablan de una posible huelga encubierta. También es posible que todos estos retrasos obedezcan a un cúmulo de desafortunadas coincidencias. Quizás en el competitivo mercado de las aerolíneas, Vueling quiere exprimir al máximo el rendimiento de sus aparatos y tripulaciones sin margen para incidentes y cuando estos se producen la reacción en cadena los agranda. Estas cuestiones las debe explicar la compañía o una agencia oficial que investigue lo que realmente ocurre.
Pero no estaría de más que los políticos que tanto insisten en la necesidad de mejorar la conectividad aérea de la Isla dedicaran también parte de su tiempo a comprobar que la oferta ya existente cumple unos mínimos de calidad y se garantizan unos horarios. La economía menorquina depende del turismo y la aerolínea es el primer paso para llegar a la Isla. Un mal servicio ya marca, y mucho, el estado anímico de nuestros visitantes. Un turista molesto hablará mal del destino en general aunque la culpa sea de cómo le han tratado en el viaje y no de las cualidades de nuestra industria vacacional.