Son el ejemplo más claro de lo que iban a ser las macrorrotondas del anterior gobierno del PP en el Consell. Aquel proyecto de reforma de la carretera general se topó con la oposición de muchas personas que temían un gran impacto sobre el territorio. Ahora hay que decidir qué hacer con estas dos moles de hormigón que están en el cruce de Rafal Rubí y en el de la urbanización de la Argentina.
Los técnicos han planteado hasta tres alternativas que ahora estudia la Comisión Balear de medio ambiente. Su decisión marcará el destino de estas estructuras que han costado al menos trescientos mil euros. Según el director insular de carreteras, Miguel Preto, sería una lástima tirar abajo algo que ha costado tanto dinero público. No obstante hay que apuntar que el cajón de Rafal Rubí esta sobredimensionado y que con un pasaje sencillo bajo la carretera hubiera bastado y que la de La Argentina se hizo sin tener en cuenta los preceptos de la propia Comisión balear de Medio ambiente, lo que significa que se hizo sin las autorizaciones pertinentes.
