El conseller de medio ambiente del Consell insular, Javier Ares, aspira a tener una capacidad de decisión equivalente a la que hoy tiene el Govern Balear por tener las competencias en la gestión de los recursos hídricos. Eso sería posible con un mayor control de este recurso. Actualmente hay un censo de pozos pero será con la aprobación de los Estatutos de la Comunidad de usuarios del acuífero (no regantes) lo que permitirá conocer con más detalle de dónde sale el agua, en qué cantidad y con que uso.
La isla acumula varios problemas serios con el tema hídrico. Pese a que tiene los mejores registros en comparación con las islas vecinas, la salinización de los pozos más cercanos a la costa por la sobreexplotación de los mismos así como la presencia de nitratos en concentraciones superiores a lo que establece la Organización Mundial de la salud han obligado a planteamientos que afectan a varios campos. A nivel urbanístico se suceden moratorias para eludir la política europea que no permite crecimientos poblacionales sin el adecuado saneamiento. A nivel de consumo, se incrementan las campañas para recomendar un uso responsable del agua. También aumentan las infraestructuras que vienen a compensar (que no solucionar definitivamente) el problema, como la desaladora de Ciutadella, la potabilizadora de Es Castell y pronto también la de Maó.
El agua que se depura se tira al mar, pero se limpian la mayoría de calles y se tira el agua de la cisterna del water con agua potable. Con el agua de lluvia quizás no baste para el incremento de presión turística que se está produciendo en estos últimos años y por eso el impuesto ecológico apunta ya a proyectos que financien estas soluciones.
Con este panorama, Menorca no quiere dejar en manos de Mallorca la última palabra y por eso mueve ficha. Al fin y al cabo se trata de participar más y mejor en la gestión de un bien que, eso ya nadie lo duda, tiende a ser más escaso y aumentar su valor. La idea de la creación de un Consorcio del agua a nivel insular quedó a la sombra de una vía más fácil y rápida; integrar el tema del agua en un Consorcio ya existente. Así se trabaja para que el Consorcio de residuos y energía admita en breve también las soluciones a nivel insular relativas al agua.