A raíz de una queja sobre el volumen de una actuación callejera y la aplicación de la ordenanza correspondiente, surgió el dilema de si en todos los lugares se legisla igual sobre este tema.
La respuesta es no. Según el municipio de la isla hay más o menos sensibilidad al respecto de los horarios, los decibelios o las formas y los lugares donde puede tener cabida la música callejera.
Varios artistas se han juntado para pedir un cambio de dirección a la forma de acometer este tema. Consideran que las quejas pueden más que la forma de ganarse el pan de muchos artistas.
Preocupados por la idea de que la música en la calle sea mal vista, teniendo en cuenta que dinamiza el comercio y que es cultura, los promotores de esta asociación quieren sumar la mayor cantidad de personas en una única voz para pedir cambios que normalicen situaciones que a veces resultan absurdas, como que al actuar en un pueblo tengan que ajustar el volumen y el horario de una manera diferente a como lo hacen en el pueblo de al lado.