A diferencia de un enólogo, la función del sumiller es la de analizar los vinos desde la perspectiva del consumidor, de una manera objetiva, sin ninguna atadura al productor.
El nacimiento de esta asociación tiene por objetivo mejorar la formación de muchos profesionales del sector de la restauración a los que les falta profundizar en este servicio.
La profusión de nuevos vinos, caldos y bebidas afines en el mercado supone una gran incógnita para el consumidor. Y un buen plato gana con un buen acompañamiento en la copa, y al revés. Por tanto, es una cuestión de la que se beneficiará todo el sector de la restauración de la isla.
Además de vinos, un sumiller también aporta su conocimiento en la elección de cavas, licores, cervezas e incluso cafés o tés.
La intención de esta nueva asociación es crear sinergias de las que se beneficie todo el sector y entablar una linea de apoyo al producto local y a la escuela de hostelería para que esta formación esté disponible para los alumnos que están aprendiendo.
El miércoles 16 se ha previsto la presentación en sociedad de la Asociación en Ciutadella, de la que es presidenta Sara Sanchís.