El cuñado del Rey lleva 17 meses en prisión, por lo que ha cumplido ya una cuarta parte de su condena a cinco años y diez meses por el ‘caso Nóos’. Como ocurre con cualquier otro preso clasificado en segundo grado, Urdangarin puede pedir permisos ordinarios para salir de la cárcel con un máximo de 36 días al año –18 días por semestre–, aunque sin poder sumar más de una semana de forma consecutiva.
El pasado 19 de septiembre, Urdangarin salió por primera vez del módulo de Brieva que eligió de forma voluntaria tras ser condenado por delitos de prevaricación continuada y malversación (ambos en concurso), tráfico de influencias, fraude a la Administración y dos delitos fiscales. El marido de la Infanta está desde entonces en un módulo en el que no hay otros presos, ya que la de Ávila es una cárcel de mujeres.
Su primera salida fue tras la autorización del juez de Vigilancia Penitenciaria de Ávila, que aceptó su petición para que asistiera a un hogar religioso de Pozuelo (Madrid) dos veces por semana y un máximo de ocho horas al día. La decisión, respaldada por la Audiencia Provincial de Ávila al rechazar el recurso de la Fiscalía, se fundamentó en aplicación del artículo 117 del Régimen Penitenciario sobre “medidas regimentales para la ejecución de programas especializados para penados clasificados en segundo grado”, como es el caso de Urdangarin.
Una vez que ingresan en prisión, los reclusos tienen un límite temporal de dos meses para ser clasificados desde el momento en que la sentencia es notificada en los centros penitenciarios. Luego se vuelve a estudiar de forma automática la clasificación de grado cada seis meses como máximo. La última revisión de Urdangarin fue el pasado julio, permaneciendo en segundo grado. Su progresión al tercer grado, en principio, se podría plantear pasada la mitad de la condena, esto es a partir del segundo trimestre de 2021.