Era fundamental esperar a que el Estado se definiera. A partir de ahora se trata de ir adecuando las directrices de la nueva normalidad dentro de un curso nuevo. En las últimas semanas se han llevado a cabo encuentros virtuales con los diferentes actores que participan de la educación infantil en diferentes tramos de edad de Menorca para ir comentando los posibles escenarios y los modos de actuación. Las primeras cuestiones que se trataron en el encuentro a través de redes fue cómo debía cerrarse el presente curso. La parte más positiva de esta situación es que ahora se abre un cierto tiempo en el que se va a poder planificar mejor el siguiente paso (el siguiente curso). Al abordar la metodología de cómo proceder según el momento, todos acordaron que se tiene que trabajar para que no se quede nadie fuera; en la manera de resolver el próximo curso se deben escuchar las voces de docentes, administración, padres, educadores y todos los miembros de la comunidad educativa.
Antes incluso de que el Gobierno lo estipulara así, hubo unanimidad en Menorca para optar a un retorno presencial de los alumnos a las aulas para el curso próximo. Esto no significa que se haga de cualquier manera. En todo momento habrá que implementar nuevas formas de proceder con la idea de minimizar un posible contagio y garantizar la salud de alumnos, profesores y personal de los centros.
Las medidas propuestas a nivel de seguridad sanitaria cuentan con el aval científico de los técnicos que han sido consultados.
Hay nuevos formatos de educación que se han dado últimamente empujado por las circunstancias, como el teletrabajo, las aulas virtuales o la conciliación de la vida familiar con la educación. Aunque sin duda ha sido una valiosa experiencia, aún queda un largo camino para conseguir que estás fórmulas alternativas den unos resultados académicos con las garantías que puedan darse con el sistema tradicional, sobre todo en ciertos tramos de edad.
Otras dificultades que se han dado en estos meses tienen que ver con que no todas las familias tienen acceso a la tecnología para engancharse a las aulas virtuales. Quien sí que tiene la tecnología, no siempre tiene un buen nivel de acceso por caudal o cobertura. En ocasiones, aún teniendo fibra óptica y buena cobertura, aparece el problema de que los dispositivos se tienen que compartir por trabajo y estudios al mismo tiempo por diferentes miembros de la familia o que, utilizando dispositivos distintos, se ven limitados por tener que compartir la línea, algo que también resta calidad a la conexión. No menos importante es el tema de qué espacios tienen los niños para montar su particular zona de estudio en casa. Al estar en muchas ocasiones el ordenador en la zona común, eso provoca interferencias continuas a sus clases o estudios virtuales.
Desde la comunidad educativa de Menorca se desearía que el miedo al contagio no sea un impedimento para subirse al nuevo curso puesto que podría ser peor el remedio (quedarse en casa) que la enfermedad, sobre todo si esta no se manifiesta.
El Ayuntamiento de Maó ya tiene en proceso su periodo de pre-matriculación de las “escoletes” de 0 a 3 años. También en este caso con la adaptación a la nueva realidad y con todos los protocolos para garantizar más seguridad.