Los indicadores de la pandemia, en lo que llevamos de verano, en poco más de un mes, han pasado de la insignificancia a la notoriedad. De la superación del brote a la preocupación por el rebrote.
Este deterioro de las condiciones epidémicas se ha producido con la economía a medio gas, la movilidad de las personas reducida y con la mayor parte de la población respetando las recomendaciones de limpieza de manos, distanciamiento social y utilizando la mascarilla en las zonas públicas.
¿Qué ha pasado? Que una parte minoritaria de la ciudadanía ha incumplido sistemáticamente las recomendaciones. Si analizamos el perfil de los contagiados y la actividad facilitadora de la infección llegamos a la conclusión que corresponden a capas de la población más joven y a actividades de ocio totalmente descontroladas. En realidad, que unos pocos están poniendo en riesgo la salud de toda la población.
Por otro lado, si durante el confinamiento se cursaron 1.200.000 sanciones y se detuvieron a 9.000 personas nos damos cuenta que la indisciplina y el egoísmo no son ajenos a nuestra sociedad. Que los incumplimientos fueron algo más que una anécdota.
En este mismo sentido, puede que los errores en la interpretación de informaciones, conocimientos y mensajes y su aplicación no sean exclusivos del pasado.
Las curvas, todas las curvas de los indicadores de la epidemia se han deteriorado. Por coger una muestra, la cifra de infectados, de activos, de ingresos hospitalarios y de los ingresados en UCI se están incrementando a ritmos preocupantes. Estas dos últimas, ingresos hospitalarios e ingresos en UCI son representativos, indubitativos y fiables; nos llevan al pesimismo. De hecho, las sociedades científicas más representativas de la profesión apuntan que a este ritmo vamos a llegar a un nivel de saturación hospitalario parecido al del mes de marzo pasado.
Hemos tenido conocimiento que a algunos socios del gobierno les preocupa el estado de su caja de solidaridad y a otros sus objetivos secesionistas. Tampoco nos sorprende.
Pero mientras tanto, no estaría de más que los científicos del “”paper” del Lancet se organizarán y realizaran propuestas antes del nuevo brote y que las nuevas medidas sanitarias fueran “quirúrgicas”, selectivas, ágiles, racionales y proactivas.
La única curva que no crece, que se aplana, es la de la recuperación económica. Y esto no es bueno ni para los jóvenes, ni para los mayores, ni para los científicos, ni para los trabajadores, ni para los empresarios, ni para los enfermos, ni para los sanos.
Buen finde.
… este panfleto, que disfrazado de preocupación por el rebrote del COVID19, lo que hace es camuflarnos dos líneas de corrosión hacia la gestión del gobierno, es típico del sector “derechona”, que no deja oportunidad sin lanzar puyas contra Podemos y su ilustrísima el Vicepresi, o los presos políticos del procés, o el valedor de todos ellos, nuestro actual presidente, les moleste a quienes les moleste… es cierto que la gestión de la pandemia no es la mejor, pero dudo mucho que otros, con una mentalidad no tan social y de izquierdas lo hubiesen hecho mejor… nadie se esperaba esta crisis, y supongo que políticamente les pasará factura a quienes ahora les ha tocado, como pasó en su momento con Zapatero… pero espero que los ciudadanos apreciarán los intentos de control y minimizar consecuencias… porque lo que es la derechona, más allá de la pataleta constante y la befa con los memes en las redes sociales, y las cargas de profundidad en la prensa mediatizada por los obispos y la derechona, poca chica constructiva hemos visto, la verdad… pues claro que al gobierno y a sus socios les “sigue preocupando los dineros del estado y el tema del procés”… faltaría más que desaparecieran por arte de magia por culpa del COVID19, faltaría más, supongo que les haría ilusión de que así fuera ¿no?… pues no, hay otros problemas que siguen ahí, y tenemos que seguir hablando de ellos también… llibertat per als pressos pol.lítics ja!