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La gestión del agua en Menorca

José Antonio Fayas propone algunas reflexiones sobre qué hacemos (o no) con este recurso vital

La medida adoptada asegura la mitad del volumen máximo de extracción anual para el abastecimiento estival del municipio
La medida adoptada asegura la mitad del volumen máximo de extracción anual para el abastecimiento estival del municipio

En el libro La gestión del agua en Menorca, José Antonio Fayas, ingeniero de caminos, canales y puertos ha recogido la experiencias de Menorca con el tema de qué hacer con el agua. Suma una quincena de artículos que escribió desde el Cercle de Economía en la prensa local hace ya algunos años. A la edición presente suma algunas reflexiones dirigidas a valorar lo que se ha hecho (o más bien lo que no se ha hecho) en todo este tiempo.

Más allá del análisis de cantidad o calidad, aquí se aborda resolver algo que a día de hoy sigue sin una solución clara, práctica y con miras al futuro; la gestión.

En el libro se apunta que ya existe una gestión a nivel de diferentes aspectos del agua: hay redes de distribución de agua corriente y también hay infraestructuras que recogen y tratan las aguas sucias y el agua residual en superficie (lluvia). Pero cuando las depuradoras hacen el tratamiento falta alguien que esté en el punto de salida de esa agua depurada para darle un uso.

Aunque hay alcantarillado, hay muchos núcleos poblacionales donde aún no existe y las sucesivas moratorias y prórrogas que se pidieron a Europa no han ayudado a resolver el problema de la falta de la adecuada recogida de las aguas sucias. Lixiviados y pozos negros participan de la contaminación por nitratos de varias zonas del subsuelo todavía hoy.

Hay que reseñar que la propuesta de inyectar agua depurada en los pozos para rellenar el subsuelo y mejorar el nivel de los acuíferos y preservar el agua potable del avance del agua marina que le va ganando terreno a la no salobre, es una idea que ya se planteó (el mismo Fayas lo hizo) años atrás. Desde entonces poco se ha hecho. Alguna prueba piloto y ya está.
El remedio de lanzar el agua depurada al mar no parece ni lo más inteligente ni lo más práctico.
También es necesario potenciar las comunidades de usuarios de este recurso y dar una mejor gestión al agua, tanto la de pozos como aquella que se reaprovecha tras salir de las depuradoras, ya sea para destinarlo a riego como a otros usos.

En el artículo final de aquella serie en 2014, Fayas acababa diciendo; “Me daré por muy satisfecho si con ello he podido contribuir a generalizar entre mis conciudadanos un mejor conocimiento de dónde están y cómo son dichos recursos y a promover una mayor conciencia de cómo debemos proceder para explotarlos de forma racional y sostenible, así como, por otra parte, suscitar el debate y la toma de decisiones sobre el futuro diseño de las infraestructuras hidráulicas convenientes para satisfacer con garantía las demandas de agua actuales y futuras, advirtiendo además sobre la urgente necesidad de acometerlas sin demora, y también sobre cómo organizar la mejor explotación y conservación de nuestros acuíferos y el mejor servicio de abastecimiento de agua a los núcleos urbanos”.


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