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Menorquines en la “Guerra de Independencia” americana

La historiadora Marion Reder recuerda el importante papel de España en aquella contienda

Uniforme de soldado español en América
Uniforme de soldado español en América
La ayuda fue material, humana y económica

Hace 245 años, un 4 de Julio se firmaba la Declaración de la Independencia de Estados Unidos. Se ha hablado mucho de cómo Francia ayudó a los rebeldes, pero poco del papel de España y de algunos menorquines. Según la doctora en historia Marion Reder, que ha ofrecido una conferencia en la Fortaleza de la Mola este pasado viernes, España tuvo una participación decisiva.

El Rey Jorge III de Inglaterra aumentó los impuestos a las colonias que tenía en Norteamérica a partir de 1765, abriendo un conflicto entre ambos países, lo que generó una serie de sucesos que desembocarían en una guerra. Para hacer frente a sus intereses, los colonos independentistas se reunieron en 1774 en el primer Congreso Continental, comenzando los primeros combates contra los británicos un año más tarde. En aquel entonces los menorquines que habían emigrado a Florida estaban luchando su propia batalla por la libertad puesto que trabajaban bajo el yugo de un médico escocés en la colonia de Nueva Esmirna, al sur de la ciudad de San Agustín.

Durante los primeros años de la Guerra, el apoyo de España a los insurgentes fue prudente y basado principalmente en ayuda económica para poder comprar material de guerra, una ayuda que continuaría durante todo el conflicto. No fue hasta el Tratado de Aranjuez de 1779, cuando se produjo la declaración oficial de guerra por parte de Francia y España a Gran Bretaña.

Una figura vital en las relaciones entre España y las Trece Colonias fue Juan de Miralles, que ejerció de diplomático de España ante el Congreso Continental. Las actuaciones de Miralles fueron esenciales para el discreto apoyo español de los primeros años de guerra y consiguieron forjar una relación amistosa entre el diplomático español y George Washington.

También fue decisiva la participación del empresario Diego de Gardoqui, que medió de forma extraoficial entre España y los nuevos Estados Unidos. Fue a través de su empresa “Gardoqui e hijos” como llegó a las colonias gran cantidad de dinero en efectivo, además de material militar, que ayudarían a los insurgentes a vencer en Saratoga en 1777.
Otra aportación importante fue la del español Bernardo de Gálvez, gobernador de Luisiana, quien defendió toda la cuenca del Mississippi, impidiendo que llegasen los refuerzos ingleses necesarios a la Batalla de Yorktown (1781). Además consiguió la rendición de Mobila (1780) y Pensacola (1781), emplazamientos estratégicos para los ingleses.

La Habana, en ese momento perteneciente a España, fue el centro operativo de la ayuda española a los colonos. Allí se reparaban y equipaban los barcos de guerra estadounidenses y se reclutaban y adiestraban las milicias para la guerra. Además otros lugares importantes desde los que se suministraba ayuda española eran los puertos franceses, el puerto de Nueva Orleans y el río Mississippi y el puerto de Bilbao.

Aunque en julio de 1776 se aprobó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos la Guerra continuó entre los colonos y los británicos. En aquellos años, los menorquines que se habían asentado en San Agustín, dieron apoyo a quienes se enfrentaban a los británicos, aportando víveres a las tropas y generando un negocio que permitiría prosperar a varias familias que, hasta esa fecha, aún no habían conseguido una pizca de prosperidad en tierras americanas.

La Guerra finalizó en 1783 con la firma del Tratado de París y la victoria de las Trece Colonias estadounidenses. España consiguió recuperar Menorca y la Florida Occidental, cambió las Bahamas por la Florida Oriental y las tierras al este del Mississippi fueron para los Estados Unidos.

A la figura del padre de aquel que a posteriori llegaría a ser el primer almirante de la flota americana, Ferragut, se suman muchos otros nombres menorquines anónimos. Al menos por parte de la historia como quedó escrita, que poco caso hizo al aporte de España a la contienda. La historiadora Marion Reder opina que Estados Unidos no llegó a agradecer de manera correcta el apoyo español y, muy al contrario, acabarían deteriorándose en los años posteriores la relación entre ambos países hasta episodios como la pérdida de Cuba.


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