Menorca ha recuperado los espacios dunares, según refleja el estudio “Cartografia de los Hábitats de los Sistemas Dunares y Valoración de su estado ecológico”, elaborado entre el Consell Insular y el Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM), presentado este martes en la sede de la institución, en Maó.
El estudio analiza la evolución de los hábitats, así como de los impactos en las últimas décadas, de nueve sistemas dunares de los 28 que hay en total en la Isla.
En concreto, se trata de dos sistemas situados en Es Migjorn, Son Saura y Son Bou, y siete en la región de Tramuntana, Algaiarens, Salairó, Binimel·là, Cavalleria, Tirant, Arenal de Son Saura y Es Grau.
Como resultado del trabajo realizado, se ha elaborado un documento de recopilación de información para comparar los sistemas dunares de Menorca desde diversas perspectivas: línea de costa, vegetación, hábitats naturales y usos humanos.
El estudio concluye que se aprecia una recuperación general en vegetación y en morfología, con viales cerrados y primeras líneas dunares regeneradas, restructuradas, densificadas e incluso ganando terreno en la arena libre.
También se han identificado excepciones con sistemas dunares que presentan pérdidas de zonas de dunas embrionarias y dunas delanteras más avanzadas que la línea de acordonamiento fijada, o en que la línea de costa ha retrocedido tanto que no es posible que el frente dunar progrese hasta el punto de origen.
En referencia a las comunidades vegetales, se observa un proceso de estabilización de los arenales con densificación y crecimiento, tanto en medida como en superficie, de las formaciones más desarrolladas.
Una de las autoras del estudio Sònia Estradé ha destacado: “Gracias a las acciones para restaurar los sistemas dunares que se han llevado a cabo en los últimos quince años, ha mejorado el estado de los hábitats con alguna excepción”.
Por su parte, el conseller insular de Medio Ambiente, Josep Juaneda, ha valorado positivamente el estudio: “los sistemas dunares son de vital importancia para la conservación de las playas y la gran biodiversidad de las zonas”.
Además, sobre los retos de futuros de estos espacios, el estudio remarca que deberían estar marcados por las necesidades de restauración o minimizar impactos, como la urbanización y las actividades extractivas.
También recuerda la necesidad de mantener el buen estado de las medidas de gestión como los cierres de los sistemas dunares, pasarelas, rampas o carteles informativos. Finalmente, entre los principales impactos, el estudio destaca la elevada presión humana a causa del tránsito por encima de las dunas.