Se lió una escandalera importante por unas declaraciones del flamante Vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Andan Forreras&Co siguiéndole con interés a ver dónde pueden pillarle, por aquello de que si VOX es extremérrima ultraderecha radical súperfascista y tal. Y nuestro hombre, haciendo honor a su apellido, no tiene inconveniente en meterse sin complejos en los jardines que hagan falta. Y bien que hace.
Total, que osó decir que la “finalidad principal” del sexo “es la procreación”. ¡Anatema! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Las masas ‘juguetonas’, digamos, se le lanzaron inmediatamente a la yugular.
“El sexo es un fin en sí mismo, sin duda alguna. Lea un poco de antropología (…) La disociación sexo-reproducción es propia de los seres humanos”, le dice una señora que al parecer es médico (¿y antropóloga?)
“Sí, y hemos llevado tan lejos esa disociación que tenemos una fecundidad un 45% por debajo de la tasa de reemplazo. Vamos hacia la extinción, y mucho antes que eso, a la insostenibilidad social por envejecimiento de la población”, responde Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho y diputado de VOX.
Otras respuestas son menos educadas que la de la doctora: abundan los insultos y comentarios soeces, las blasfemias (cristofobia), el inevitable ‘anticuados, retrógrados’ y, sobre todo, una idea omnipresente, pero que acierta a concretar el tuitero ‘Viejo y gilipichis’ (es el nombre que ha elegido para su cuenta): “El fin del sexo es el placer”.
Creo que esto basta para situar el debate. Bueno, añadamos que las declaraciones se produjeron durante las “II Jornadas sobre Despoblación” organizadas por VOX. Y que lo único que ha trascendido de esas interesantes Jornadas han sido estas declaraciones inmediatamente tergiversadas y ridiculizadas.
Porque resulta que es cierto: estamos ya en una crisis demográfica sin precedentes, y el único partido que menciona éste nuestro principal problema es VOX. Sí, nuestro principal problema, porque cada generación será la mitad que la precedente. No sé si se entienden las enormes consecuencias. VOX denuncia el problema y estudia posibles soluciones. Pero el resto de partidos lo ignoran; los medios lo silencian y ridiculizan. Y las masas se les echan encima.
¿Y qué tiene esto que ver con el sexo? Pues nada, si hay que volver a lo evidente, ‘back to the basics’, como dicen aquellos, pues volvamos. Los niños vienen porque el papá pone una semillita en la mamá. Y llegan a nacer si la mamá no aborta. Esto la estadística demuestra que sucede con mucha mayor frecuencia en matrimonios o parejas estables, y con ciertos valores culturales. Lo que ahora llaman ‘familia tradicional’. Si lo piensan tiene su lógica. No me hagan abundar más, que se me alarga el artículo.
Ahora pensemos, en contraposición, en los modelos que nos proponen ‘los modernos’. Promiscuidad. Homosexualidad. Transexualidad. Aborto. Divorcio, o ya ni casarse. “La maternidad es esclavitud”. No tener hijos para salvar el planeta. Podemos concluir que de media tendrán menos hijos, ¿no? Ni para el reemplazo. Luego estas tendencias ‘modernas’ son insostenibles demográficamente. Preguntémonos por qué son precisamente las que el poder fomenta. ¿Que a usted le gustan? Pues adelante, pero entenderá que algunos nos preocupemos por el futuro, ¿no? No hay por qué enfadarse.
Volviendo a la finalidad del sexo, para cerrar el círculo, querría apuntar que, desde una perspectiva biológica, García-Gallardo tiene razón: la finalidad del sexo es la procreación. Si el impulso y el placer sexual es tan potente, es simplemente por asegurar la perpetuación de la especie. Llama mucho la atención que hayamos llegado a un nivel tal de lavado de cerebros que una afirmación prácticamente autoevidente como ésta altere tanto a tantos. ¿Qué tal si antes de lanzarnos al cuello de los demás intentamos al menos entender lo que quieren decirnos? Por algo se llama ‘aparato reproductor’. Claro que este nombre quizás sea un resto heteropatriarcal que se les ha olvidado. Habrá que buscar otro. Aparato deleitador, aparato folleteador, aparata consolatriz… Nueva misión para Irene.
En fin, no puedo evitar un juego de palabras. Si tomamos el placer como único fin del sexo, considerando que, como hemos visto, eso nos conduce a la extinción, entonces el placer sería el fin de la especie humana, y, por tanto, del sexo (humano, claro; los animales aún saben perpetuarse). Así que también sería cierto que “el placer es el fin del sexo”. Todos contentos. A ver si así entienden que España está en una senda totalmente insostenible. Pero no por el CO2.