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Arqueólogos demuestran la celebración del solsticio de invierno en la Menorca talayótica

Un trabajo publicado en Spal. Revista de Historia y Arqueología, de la Universidad de Sevilla

Hierofanía en So na Caçana Imagen de Nurarq Menorca
Hierofanía en So na Caçana Imagen de Nurarq Menorca

Esta semana se ha publicado un artículo científico que describe un evento arqueoastronómico, no detectado hasta ahora, en un edificio talayótico de Menorca. El hecho se ha documentado en el recinto de taula oeste del poblado de Son Na Caçana (Alaior). Durante el solsticio de invierno, los rayos del sol entran en el edificio a través de una pequeña ventana, iluminando un lugar especial en el interior del recinto. Los autores del artículo proponen que este hecho representaría, para los menorquines de época talayótica, una hierofanía. Es decir, que el sol constituiría una de las divinidades principales del panteón talayótico y que la penetración de sus rayos dentro del recinto de taula representaría una manifestación de esta entidad divina.

Los recintos de taula son espacios religiosos exclusivos de Menorca, que estuvieron en uso durante el período talayótico final, entre el 600/500 a. C. y el siglo I a. Aunque el elemento más conocido de estos edificios es la taula propiamente dicha, un gran elemento en forma de T formado por dos grandes losas, se trata de estructuras complejas, que siguen siempre un mismo esquema constructivo. Presentan una planta en forma de herradura, con una fachada ligeramente cóncava, en cuyo centro se sitúa la puerta de acceso. En una posición más o menos central encarada con la puerta, encontramos la taula. En el espacio que queda delante de la taula, a mano derecha, aparecen normalmente los restos de un hogar. A la izquierda, algo más atrás de la taula y empotrada en la pared del recinto, hay por lo general una pilastra construida con una gran losa. Es delante de esta pilastra donde han encontrado, en algunos recintos de taula, representaciones de divinidades. Es el caso de Torre d’en Galmés, donde se encontró una figurita que representa al dios egipcio Imhotep, o Torralba d’en Salort, donde se recuperaron una figurita de un toro, tres pies de un caballo y dos quemadores de sustancias aromáticas que representan a la diosa púnica Tanit.

Cuando se excavó el recinto de taula oeste de Son Na Caçana, en los años ochenta del siglo XX, se constató que no se había conservado ninguna representación de divinidades en el interior del recinto. Sin embargo, se puede apreciar una pilastra plana, a la izquierda de la taula. Para el equipo de arqueólogos, sus características y ubicación permiten asimilarla en el lugar donde se colocaron las divinidades en los recintos de Torre d’en Galmés y Torralba d’en Salort. Es lógico pensar, por tanto, que si en el recinto hubo en algún momento figuras de dioses, se colocaran en este lugar.

Por otra parte, algunos autores habían descrito hacía tiempo la existencia de una pequeña ventana en la fachada del recinto de taula oeste de Son Na Caçana, aunque no se había propuesto ninguna hipótesis concreta sobre su función. Esta apertura tiene unos 20 cm de alto y 15 cm de ancho, y está ubicada a unos 2 m de altura. Se encuentra en el lado izquierdo de la fachada, mirando hacia la pilastra donde se sabe que se colocaban las representaciones de las divinidades en algunos recintos de taula.

“Durante el 2020, en una visita al sitio, vimos que la orientación y la inclinación de esta apertura podía estar relacionada con la posición del sol durante el solsticio de invierno”, comenta Irene Riudavets, investigadora principal del artículo. Así, se hizo una primera prueba con la aplicación para dispositivos móviles Photopills, que se utiliza para planificar fotografías de eventos astronómicos, con resultados positivos: se comprobó que hacia el mediodía del solsticio de invierno, los rayos del sol penetraban dentro de el edificio e iluminaban la zona delantera de la pilastra donde se ubicaban las representaciones de las divinidades.

Sin embargo, fue necesario comprobar que este hecho también ocurría más de dos mil años atrás, ya que los cambios en la inclinación del eje de rotación de la tierra, a lo largo de milenios, podrían haber marcado una diferencia entre la actualidad y la época talayótica.

Para realizar esta comprobación se hizo un levantamiento en 3D del edificio, a través de la técnica de la fotogrametría. A continuación, utilizando este modelo digital del recinto, se realizaron simulaciones mediante el programa informático Stellarium 0.21.2, que permite calcular la ubicación de los astros en cualquier momento concreto, a lo largo de los últimos milenios.

A través de estas aproximaciones se pudo comprobar que el fenómeno también se producía en época talayótica. Durante las semanas anteriores al solsticio de invierno, el sol empezaba a entrar por la apertura durante las horas centrales del día. A medida que se acercaba la fecha del solsticio, los rayos de luz penetraban más profundamente dentro del edificio. Así, durante los días más cortos del año, los rayos solares llegaban a iluminar la zona situada frente a la pilastra donde se colocaban las representaciones de las divinidades.

En la actualidad, el fenómeno es perfectamente observable, afirma Irene Riudavets, “lo constatamos durante el solsticio de invierno de 2020, durante el cual se tapó con plástico opaco esta parte del edificio, recreando el techo que habría tenido originalmente el recinto, para generar la oscuridad necesaria. “El rayo de luz se hizo visible de forma muy clara, tal y como se puede observar en las grabaciones realizadas en time-lapse”.

En el trabajo publicado se plantea que la capacidad de situar en el tiempo el solsticio de invierno debía ser especialmente importante para las comunidades talayóticas menorquinas, ya que una de las bases de su subsistencia era, junto con la ganadería, la agricultura de los cereales. En época histórica, el solsticio de invierno ha marcado en la isla el final del período de siembra del trigo, y posiblemente en época talayótica el ciclo agrícola era similar.

“Estudios como este demuestran que, desde la antigüedad, el ser humano ha alzado la vista al cielo, admirando su belleza, su inmensidad y su utilidad”, dice el astrofísico Sebastià Barceló Forteza, coautor del estudio. Este investigador es también el responsable del equipo “Es nostro cel” que se encuentra a las puertas de bautizar un sistema estelar con nombres de la cultura balear. “En todo el mundo, en el cielo se han plasmado historias, mitos y leyendas. También en las islas Baleares, tal y como podemos ver en su herencia cultural y arqueológica.”

Este trabajo ha sido publicado en Spal. Revista de Historia y Arqueología, de la Universidad de Sevilla por Irene Riudavets González (Doctoranda en la Universitat de Barcelona/NURARQ SC/Institut Menorquí d’Estudis), Antoni Ferrer Rotger (Institut Menorquí d’Estudis), Sebastià Barceló Forteza (Dpto. de Física Teórica y Cosmología, Universidad de Granada), Gerard Remolins Zamora (Università di Bari/ReGiraRocs SLU), Antoni Cladera Barceló (PhotoPills SL) i Cristina Bravo Asensio (Institut Menorquí d’Estudis/NURARQ SC).


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