Como dice José Luis Pardo, filósofo y ensayista, cuidado con la metafísica del cambio por el cambio, y la injustificada idea de que todo cambio es de por si bueno, porque hay cambios a mejor y a peor. La cuestión con el cambio es el análisis de que vamos a cambiar y si es bueno.
Los acuerdos suscritos por algunos partidos políticos para llevar al secretario general del Partido Socialista al poder, son un cambio indudable. No sé en qué vamos a convertirnos, pero en estos momentos se ha quebrado, con los pactos, la coincidencia de destino de la España democrática post franquista. La constitución de 1.978 ha sido fracturada, indudablemente, queda por ver sólo si la grieta acaba en ruptura o en soldadura. En el primer caso la cuestión es cómo se va a producir esta ruptura y sus secuelas, en el segundo es el tiempo de recuperación de la herida y el proceso de convalecencia.
A título de ejemplo, una sugerencia para los asturianos. Tal y como vienen las cosas, dejad de pensar en la broma tradicional de que “Asturias es España y lo demás tierra conquistada” y salid del ensimismamiento. Concentraros en que Asturias sea Asturias, y tenga un partido político propio, aunque solo sea para tener un escaño y venderlo. Lo de que Asturias es España y lo demás….ha dejado de servir, y al contrario es lesivo para Asturias en el nuevo paradigma. Se ha terminado “sine die” hasta ver en que queda el proceso de ruptura que se acaba de iniciar. Hay otra paradoja con Asturias, teniendo en su historia un pasado violento de izquierdas es el territorio mas fiel a la corona.
Que nadie despierte al gigante dormido asturiano.
Lo que se está haciendo es un auténtico tsunami constitucional, que no hacía falta alguna y era innecesario. Una ola gigantesca que arrolla la separación de poderes y que lleva a la política a ser un poder en sí mismo.
Todo esto es irrespirable para la sociedad y los ciudadanos, que si ya venían desencantados antes, ahora no solo están nuevamente indignados sino y atención, desmoralizados , despistados y con la autoestima de pueblo y de país, común y social, a la baja. El país que era de todos ya no sabemos de quién és salvo de los que ejercen el poder. Las reglas democráticas se han diluido en nuevas líneas que se nos dirá que son democráticas, pero vaya usted a saber qué son y dónde terminan.
Esta vez la indignación es diferente, es más de fondo y más global. Este país, si se indigna no es paciente y si pierde la paciencia y el aguante, todos sabemos, si miramos la historia, donde puede acabar. Se empieza en un julio, se termina en un abril de algún año y por el camino se deja mucha violencia y dolor.
Para mí con estos acuerdos, se ha creado, o evidenciado si ya estaba creada, una superestructura dominante sobre un sector cada vez más amplio de ciudadanos que construirían el nuevo proletariado cívico y que sólo tiene su voto, como los proletarios de la clase obrera sólo tenían su prole, en tiempos de Marx.
La nueva superestructura está dotada de seis poderes divididos en dos trios, los principales y los secundarios. Los secundarios están sometidos a los principales. Son el “poder económico”, el “poder de los medios” y ahora “el poder de los políticos”. Los secundarios son ya el “poder legislativo”, el “poder ejecutivo” y el “poder judicial”. Las relaciones entre estos seis poderes son horizontales y verticales. Las verticales son de arriba abajo en ellas dominan los principales aunque los secundarios no acepten sumisos su corrupción. Las horizontales son diferentes, en ellas, los fundamentales no pretenden la separación de poderes sino la fusión de la política, la comunicación y la económia, poder, manipulación y dinero. Cuanto más fusionados estén mejor dominan a los poderes secundarios. Estos, a su vez, pretenden no sólo su independencia respecto de los fundamentales sino entre ellos mismos y evitar con la memoria de Montesquieu la perversión que les viene desde arriba. No se evita como ya he dicho, sólo se resiste más o menos.
El pacto de gobierno que se acaba de firmar y los pactos con diferentes formaciones políticas suponen un muy fuerte ataque para acabar con la resistencia de los poderes secundarios, legislativo ejecutivo y judicial y con sus reivindicaciones de independencia, frente a los poderes fundamentales.
Ya el ejecutivo estaba conquistado, y el legislativo pasaba sus dificultades, pero ahora el ataque es al Judicial y a la configuración constitucional del estado. Si el Judicial cae, “sonamos” como diría Mafalda. Una cosa está clara, hay una parte muy importante de nuestra sociedad, de los ámbitos de la justicia, o de otros sectores profesionales o sociales, y de diferentes partidos políticos, que rechazan firmemente el pacto o los pactos suscritos, incluso desde el propio partido socialista.
Los pactos no son los pactos del PSOE sino que son los pactos de su secretario general y de su equipo. Ciertamente se ha sometido formalmente el acuerdo de gobierno con “Sumar” a la militancia, pero no los pactos con los diferentes partidos políticos, que configuran la mayoría de votos para la investidura. Y aquí hay dos elementos a considerar. No ha habido debate interno entre las bases sobre ese pacto. Se convocó y a los pocos días se votó sin ninguna discusión, y la participación electoral no es para entender que llena de gozo lo que se está haciendo desde la cúpula a las bases del partido. Si acumulamos el porcentaje de votos negativos, casi una heroicidad en cualquier partido político, y las abstenciones,nos encontramos con dos ideas: desmovilización y división casi en dos mitades del PSOE. Esto ha de llevar al electorado a distinguir claramente las gamas y a no generalizar.
Lo que tampoco sé, ni nadie, son las consecuencias internas durante los próximos meses y especialmente de cara a las corrientes existentes en el seno del partido pero nada será igual tampoco dentro del PSOE, ni con los votantes.
En mi último artículo en este periódico publicado el día 1 de Noviembre 2023 ,llamaba la atención sobre la actual forma de hacer política en España y las consecuencias previsibles que esta tensión trasmitida por los políticos a la sociedad, originaría. En otro artículo anterior, también había expresado mi pensamiento sobre la situación a partir de un análisis sobre la lealtad al electorado de todos los partidos. La premisa debería ser gana el que mas votos del proletariado cívico consigue, y el que gana gobierna. Lo que no puede ser en ningún ámbito, no solo el estatal, es que el que gane no gobierne por las sumas de concejales o de diputados, que no de votos, idelologicamente alejadas del sentido del programa que ha ganado las elecciones.
Sumo ambos artículos y las ideas que expuse, y lo que anticipaba, ya lo tenemos desgraciadamente aquí. Es un preámbulo de lo que estamos viviendo y de lo que puede venir en progresión de intensidad y tensión. No me importan mucho las razones ni quienes las tienen, hay algo que debe estar claramente incrustado en la conciencia política y social. La calle es para caminar, para ir a trabajar, para pasear en paz, para los niños, y nadie por ninguna razón tiene el derecho de ocuparla ni perturbarla. Ni lo hubo antes en nombre de la “patria vasca” ni lo hubo más recientemente en nombre de la “patria catalana”, ni ahora lo hay con los chicos de oscuro que usan otras banderas y “patrias”.
Esos colores que son los míos no están representados por estos mamelucos del siglo XXI y el discurso de VOX y el del PP debería ser extraordinariamente tajante. De VOX era esperable, la reacción primaria porque su discurso es el que es, y su talante es lo que hay. Se les está marchando la gente y los votos. Es como la antigua “Fuerza Nueva” preconstitucional, incentivadora del golpe de estado del 23 de Febrero de 1981, pero hoy derivando desde lo constitucional, formalmente “aceptado” por ellos ,hasta lo absoluto y totalitario.
Pero las tibiezas del PP, son ambigüedades muy graves que entran en el estilo de la tensión politica que denunciaba. De VOX no es nada nuevo, pero del PP, atención a Feijoo y a Isabel Diaz Ayuso, a ver como se maneja, porque estamos ante movimientos y comportamientos anti democráticos. Si el PP entra en este juego se equivocaría muy gravemente involucionando hacia lo que fue el partido de Manolo Fraga y Paco Cascos, la “Alianza Popular” tardo-franquista. Es el comienzo de la violencia, hay que cortar esto.
No me siento representado en los pactos del secretario general del PSOE. No son los pactos de muchos socialistas, nada sospechosos de antidemócratas o transfugistas. El Partido Socialista siempre ha sido plural, siempre ha tenido tendencias, como Besteiro, Prieto, Largo Caballero, Felipe , Guerra, Sánchez o Edu Madina, y ahora los viejos roqueros socialistas están diciendo claramente muchas cosas. Lo fácil en todos los partidos es no pensar y levantar la mano correcta. Pero el otro día Guerra lo dijo,” me dicen que con “Podemos” no vamos y digo que no, pero de repente es que sí y yo me quedo en el aire y agarrado a la brocha. Yo no he cambiado los que han cambiado son ellos”.
Bien esto es lo que vivimos. Sin embargo en estos momentos de ataques físicos a las sedes del PSOE, también es preciso ser tajante, nada puede justificarlos y deben cesar inmediatamente. No se olvide que el partido socialista ha hecho servicios notables a la España de todos, Rubalcaba por ejemplo,o contra ETA en el país vasco por decir otro. La diferencia creo es que en estos momentos una parte del partido socialista, identificada con su secretario general, no está haciendo un servicio para todos sino que está llevando el sistema de la transición y la división de poderes al cambio de paradigma político y a la superpotencia del poder político frente a los secundarios, para acceder a la presidencia del gobierno.
Y yo me digo ¿para qué tener la presidencia de gobierno así y a cambio de este precio? ¿Por siete votos?. Por siete votos y más a cuentagotas.
Me hace mucha gracia de verdad, la posición de Coalición Canaria y como vende su voto. Hemos roto muchos platos democráticos, y caminamos hacia la desintegración y hacia un socialismo a la venezolana o a la cubana, o a la Yolanda. La diferencia entre la cúpula del partido socialista y las discrepancias dentro del propio partido, me lleva a “la circunstancia” de Ortega y Gasset. Las discrepancias son la circunstancia política que salva al partido socialista. Debemos salvar a las discrepancias, la circunstancias en términos orteguianos, porque si no salvo esas opiniones no salvo ni al partido ni al socialismo en este país, ni al sistema constitucional del 78.
Este acuerdo de legislatura va contra la igualdad, la fraternidad entre todos los españoles de la España democrática que formamos, la separación de poderes y la constitución. No soluciona nada sobre la unidad de todos, le pega un buen golpe al sistema constitucional y nos deja como la balsa de medusa, en la mar, desarbolados y náufragos esperando que nos salven.
No merecía la pena para el país hacernos pasar por esto, había otros caminos, y en la dinámica del cambio en que nos han metido. Lo que viene no es a mejor.
… el poder judicial tiene como función hacer cumplir las leyes promovidas por el poder legislativo… no es tan difícil de entender… las leyes cambian, no son inmutables… si la sociedad decide, mediante sus representantes, cambiar el status quo, pues se cambia, y la judicatura acata y asume los cambios, y ni la sociedad ni la nación se romperán… agoreros