Magullada por el reiterado olvido de Madrid, tenga el color que tenga la bandera del que gobierna, Menorca ha asistido durante los últimos años a un proceso descomposición sin límite de sus vías de entrada y salida. Situación que le ha dejado en muchos casos al borde de la asfixia.
No hay semana en invierno en la que el puerto de Ciutadella no cierre un par de días, producto de una obra estéril que escapa a cualquier argumento lógico. Las conexiones aéreas son caras- muy caras- con cualquier punto de la geografía nacional, pero especialmente hirientes con el resto de islas.
Así, los residentes debemos realizar cabriolas circenses para enganchar vuelos baratos, siempre pendientes de encontrar la salida del laberinto de los precios y las combinaciones que proponen las compañías aéreas. Ni siquiera la irrupción de Air Europa ha aliviado ese dolor.
Ahora, Air Nostrum ha ido más allá. Amparado en que no incumple la OSP -solo faltaría-, ha decidido suprimir el vuelo de las 21.05 horas y adelantarlo a las 19.40 con el argumento de que no es rentable. ¿Y el de las 11.05 horas o el de las 15.15 horas, que también van vacíos? ¿Son rentables?
La medida obligará a cualquier turista o trabajador que visite Menorca en verano a acabar su jornada en la Isla a las 18.30 horas, con el perjuicio para la economía insular que eso provoca. La única alternativa será subirse a un avión de Air Europa, que tendrá el monopolio y podrá disparar los precios.
El Consell ha movido pieza y ha pedido explicaciones, pero me temo que con eso no bastará. La maniobra de Air Nostrum amenaza con asfixiar un poco más a los habitantes de Menorca. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?
Menorca, asfixiada
