La Commonwealth espera a Menorca

Menorca deberá decidir en los próximos meses su inclusión como ‘territorio asociado’ a la Commonwealth, la agrupación que reúne a 53 estados independientes que anteriormente pertenecieron a la corona británica. Este ente supranacional  aprobará en su próxima sesión  del 20 de abril la admisión de nuevos miembros. Serían espacios  que hubieran sido británicos en algún momento de su historia aunque ahora no sean estado soberanos. Tendrían un status inferior dentro de la Commonwealth ya que no tendrían derecho de voto, pero si podrían beneficiarse de muchas ventajas.

“Entrar en la Commonwealth aunque sea como ‘territorio asociado’ nos permitiría acceder a todos sus proyectos culturales y facilitaría el acceso de nuestros jóvenes a las universidades de países como Reino Unido o Canadá, por poner dos ejemplos. Sería fabuloso” indicó el conseller de Cultura, Miquel Àngel Maria.

La presidenta del Consell, Susana Mora, también manifestó su entusiasmo por esta posibilidad y afirmó que “ya consultamos con el Gobierno central si pondrían algún impedimento político pero nos respondieron que no ya que sólo se trata de participar y beneficiarse de proyectos culturales y de cooperación”. Entre estos beneficios destaca la opción de eliminar aranceles en el comercio con el resto de estados miembros incluido el británico aunque se aplique el Brexit.

Mora avanzó que la posible inclusión de Menorca deberá votarse en un pleno del Consell . Se espera que sea en el mes de julio ya que primero debe aprobarse esta nueva figura de ‘territorio asociado’ en el seno de la Commonwealth y posteriormente se cursará desde la sede central en Londres una invitación al gobierno insular para que acepte la oferta. Si se cumplen los plazos previstos la votación sería en la sesión plenaria de julio.

Cabe señalar que la opción de incluir a Menorca dentro de la Commonwealth se ha trabajado desde la más absoluta confidencialidad en los últimos años. La propuesta partió del ente británico que hizo llegar la posibilidad al Consell de Menorca a través de la antigua cónsul británica en la Isla Deborah Hellyer. Tras un profundo debate interno se valoró la propuesta en el seno del Consell y se contactó con Madrid y Palma para pulsar su parecer que resultó satisfactorio a pesar de un  recelo inicial.