Entendemos como pseudoterapias aquellas prácticas que se ofrecen como actos médicos sin que esté demostrada científicamente su efectividad. Esta es la definición que se ofrece desde la Organización Médica Colegial (OMC), que advierte que estas falsas terapias, además de ser peligrosas, están proliferando hasta el punto de convertirse en una moda.
Según la propia OMC, que ha creado un Observatorio para investigar, denunciar y luchar de forma activa contra todas las prácticas pseudocientíficas, son cada vez más frecuentes las noticias sobre víctimas de estas prácticas, algunas de ellas con consecuencias fatales, hasta el punto que desde el Ministerio de Sanidad aseguran estar “preocupados” por todos los productos que se venden “sin ninguna práctica científica”.
Los Colegios Oficiales de Médicos de España lo tienen claro: este problema “afecta a un número cada día mayor de ciudadanos y está generando graves problemas para la salud, tanto personal como pública”. Mallorcadiario.com ha querido conocer el porqué del aumento en el número de enfermos que acuden a las pseudoterapias y cómo se lucha contra ellas desde las asociaciones médicas y científicas.
Las flores de Bach son uno de los tratamientos más recomendados por los partidarios de las pseudoterapias |
El pasado viernes 19 de octubre se celebró el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama y las pseudoterapias estuvieron muy presentes también este día. La Federación Española de Cáncer de Mama alerta de que las pseudoterapias “se están convirtiendo en una moda y en algunas mujeres en situación vulnerable, emocionalmente hablando, suponen un riesgo importante, ya que abandonan la medicación con el riesgo que eso supone para su salud”.
En el caso de pacientes oncológicos la mente juega un papel fundamental. “El cáncer es una enfermedad maldita con mucha implicación emocional en la cual el miedo a la muerte está muy presente. Es destructivo a nivel físico, pero también a nivel psicológico y siempre han existido esta especie de ‘chamanes’ que aprovechan esa debilidad a nivel emocional y psicológica para ofrecer esas pseudoterapias jugando con la esperanza de la gente”, alerta el médico psiquiatra Miguel Lázaro, que explica cómo funciona su metodología. “En muchas ocasiones el curandero de turno les dice a esos pacientes que sólo con este tipo de terapias van a lograr la curación, esgrimiendo un relato totalmente montado para el engaño y con una narrativa a la que el paciente se agarra como a un clavo ardiendo; esto sucede, en la mayoría de casos, en pacientes oncológicos o que ya están desahuciados, y ocurre porque el paciente se dice: si la medicina no me cura quizá esto si lo logre. Ya no tienen nada que perder y acuden a la pseudociencia, tanto por miedo a la enfermedad como a los efectos secundarios de la medicación”.
Esta es una cuestión en la que han hecho hincapié el vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), Álvaro Rodríguez-Lescure; la presidenta del Grupo de Investigación en Cáncer de Mama Solti, Eva María Ciruelos, y el vocal del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) José Ángel García Sáenz, que alertan que “entre el 80 y 90 por ciento de las afectadas con cáncer de mama recurren a algo alternativo cuando les dan el diagnóstico”, apunta Rodríguez-Lescure, precisamente por esa vulnerabilidad que se siente cuando conocen que tienen esta patología. Aunque también asegura que ese porcentaje, “que puede llamar en un principio la atención, es justificable porque ese “algo” puede ser por ejemplo tomarse un zumo de limón con agua caliente en ayunas; se convierte en un problema cuando los pacientes, al seguir esa terapia alternativa, abandonan el tratamiento médico, lo que es gravísimo” pero también lo es cuando ésta interfiere con la medicación que le ha recetado el doctor.
El doctor Lázaro apunta a una de las posibles causas del aumento de casos. “Es evidente que hay un ‘flechazo’ y una fascinación por los tratamientos complementarios. Existe tal cantidad de información en internet sobre, por ejemplo, alimentos o complementos alimenticios -que no olvidemos que mueven muchísimo dinero- que es imposible hacerles frente. La publicidad que se les hace es mucha y la única forma es hablar mucho con el paciente, resolver sus dudas y darle toda la información que necesite. Si van a ir a internet para intentar resolver sus preocupaciones en relación al tratamiento de su enfermedad o el origen de la misma, deberíamos ser los médicos los que les ofreciésemos la información que requieran”.
El intrusismo en el sector médico propicia la aparición de estas pseudoterapias y desde la Organización Médica Colegial (OMC) no solamente rechaza estas prácticas con posiciones públicas avaladas por el Código Deontológico, de obligado cumplimiento para todos los médicos colegiados, sino que así lo viene manifestando a través de diversas declaraciones de su Asamblea General, habiendo creado además el Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias para para investigar denunciar y luchar de forma activa contra los innumerables casos de prácticas engañosas y contrarias a la medicina científica.
En el reciente Congreso de Deontología Médica se anunció que, en el contenido del futuro Código Deontológico, actualmente en revisión, se negará una vez más la naturaleza médica de esas prácticas y procedimientos entre los que se destaca, entre otras, la homeopatía, reconociéndola sin fundamento, con altos riesgos y costes, así como generadora de confusión para muchos pacientes al ser calificada por algunos como “medicina alternativa”, aseguran desde la OMC, que afirman en un comunicado que “el médico que ejerza y aplique técnicas o terapias no reconocidas legalmente ni avaladas por la comunidad científica ni académica, tiene el deber de informar adecuadamente a sus pacientes de manera entendible y asumir, si es el caso, todas las obligaciones y responsabilidades jurídico legales, profesionales y deontológicas (CDM) que puedan derivarse y que marcan la actividad médica de la lex artis ad hoc y el Acto médico en sensu estricto“.
También la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp), en una carta firmada por casi 400 expertos, pide a Sanidad que actúe contra ellas. Así, el vicepresidente de Apetp, Emilio Molina, explicó el pasado viernes que no es la primera vez que redactan una carta, manifiesto o similar alertando contra las pseudoterapias, pero que el problema es que “están proliferando y están fuera de control”.
Informaciones de prensa o incluso juicios penales han sacado a la luz en los últimos meses un creciente número de personas que han suspendido sus tratamientos contra el cáncer por “dietas milagro” que recomiendan curanderos con resultados mortales. El Ministerio de Sanidad anunció la pasada semana que había denunciado ante la Fiscalía la venta y promoción de clorito de sodio (MMS), un tipo de lejía usado para limpiezas industriales, como supuesto tratamiento contra el autismo. Otro caso llamativo recogido en prensa es el de una mujer que sufrió heridas muy graves por la rotura de un ventrículo y un neumoperitoneo después de recibir un supuesto tratamiento médico naturista, consistente en punciones de tórax y la introducción de ozono por vía anal. El aumento de casos ha obligado a Sanidad a pronunciarse al respecto. La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, señaló que el Gobierno “está preocupado” por los productos que se venden “sin ninguna base científica”.
Tras este último caso, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España (CGCOM) reiteró “su más absoluto rechazo a estas prácticas contrarias a la verdadera ciencia” e instó a las autoridades sanitarias españolas a que hagan un “pronunciamiento expreso” contra pseudoterapias y pseudociencias.
Una simple búsqueda en internet refleja la facilidad con la que pueden accederse a este tipo de tratamientos o información. También en librerías genéricas hay infinitud de libros con títulos como El cáncer no es una enfermedad, de Andreas Moritz, disponible en internet y que defiende que los tratamientos contra el cáncer convencionales “pueden ser fatales” y promete revelar “qué es realmente lo que causa el cáncer y cómo eliminar los obstáculos que impiden que el cuerpo se cure por sí mismo”.
Desde la ciudadanía también se intenta desmontar los bulos relacionados con pseudoterapias y, en este sentido, hace un año nació en España el observatorio “Salud Sin Bulos”, para combatir la proliferación de estas prácticas y unir a la comunidad científica y comunicadores para denunciar las noticias falsas que se propagan a través de redes sociales y páginas web. El coordinador de este observatorio, Carlos Mateos, asegura que estos bulos son “bastante obvios” para los sanitarios, pero no tanto para el paciente, por lo que es imprescindible tener más información y responder de manera rápida contra ellos, que, además, “se posicionan muy bien” en internet. “Nuestro objetivo es unir a todos: asociaciones de pacientes, colegios médicos, periodistas, contra una causa común: los bulos de salud”, afirmó Mateos, quien reconoce que el cáncer es la enfermedad sobre la que existen más bulos, por el miedo que causa y el desconocimiento que existe sobre los mecanismos que la provocan.
Pero, ¿cómo contrarrestarlo? El doctor Lázaro hace autocrítica apunta a la escucha activa del paciente, a tener más tiempo para ellos y a involucrarse en la relación con el paciente. “Para contrarrestarlo desde los servicios médicos se debería dar más información y se debería escuchar más al paciente para averiguar cuáles son sus miedos, porque, en muchas ocasiones, hay una ‘deshumanización’ en el contacto con el enfermo y debemos asumir esa parte de ‘culpa’ y plantearnos cuál es la relación que tenemos con el paciente. Los pacientes que acuden a estas terapias ‘alternativas’ presentan un cuadro de origen psicosomático en los que influyen muchísimo los aspectos emocionales de la enfermedad y esta especie de ‘chamanes’ se caracterizan por ejercer una escucha activa durante el tiempo que sea necesario, con lo que el paciente se siente, de alguna forma, más respaldado; es una especie de efecto placebo”, alerta.
(Texto: Laura Marqués)