Juan Seguí Alzina nació en Ciutadella en el seno de una familia de mercaderes y marineros. En 1558, con unos 12 años, fue capturado por los turcos junto a su familia y llevado a Constantinopla. Logró huir y con uno de sus hermanos se ocupó de rescatar cautivos, ayudándoles a escapar de los turcos. Tuvo problemas con la Inquisición, estuvo preso y fue sentenciado a destierro pero en 1585 entró a formar parte de los servicios de inteligencia del Rey Felipe II.
En 1586 el Secretario del Consejo de Estado de España lo envió a Constantinopla con instrucciones y una clave para descifrar las comunicaciones. Estos documentos se pueden ver ahora en la exposición “Espías: servicios secretos y escritura cifrada en la monarquía hispánica”, que se puede visitar en el Archivo General de Simancas hasta julio de 2019.
Uno de los documentos que Juan Seguí llevó a Constantinopla era una clave para descifrar la correspondencia que mantuviese con el Virrey de Nápoles. Aún hoy no se ha logrado saber cómo funciona este misterioso código que está representado por letras y números.
La exposición del Archivo General de Simancas (Valladolid) recoge más de 70 unidades documentales conservadas en este centro. Se presenta como un viaje al mundo de los espías de la Monarquía Hispánica, principalmente en los siglos XVI-XVII, e ilustra cuestiones relativas a la organización del espionaje haciendo un énfasis especial en la escritura cifrada, vinculada a la diplomacia y a los servicios secretos.