La Constitución de 1978 que este viernes celebra su cuadragésimo primer aniversario fija el marco de la unión entre españoles, dispone de una preocupación por la ecología y es susceptible de mejoras a través de un protocolo de modificación. Así lo señaló la directora insular de la Administración General del Estado en Menorca, Isabel López, en su discurso protocolario con motivo de esta efemérides.

Tras iniciar su charla agradeciendo la labor de los funcionarios y cuerpos de seguridad del Estado, López incidió en que “Hubieron otras constituciones en nuestra historia, pero nuestra Constitución de 1978 es la primera realmente fruto del acuerdo y el entendimiento y no de la imposición. Una Constitución que integra sin excluir; que une a los españoles, que nos anima a todos en un proyecto común, compartido y solidario; que nos iguala a todos en derechos y en obligaciones”.

López recordó la dureza de la dictadura del General Franco para evocar cómo surgió la Carta Magna: “Debemos recordar y elogiar aquel  espíritu que la hizo posible. Un Espíritu de reconciliación, de generosidad, de reconocimiento de las diferencias pero con aceptación de las mismas. Españoles de diferentes orígenes, distintas ideas y sentimientos, pero con la misma ilusión, nos reconocimos y nos aceptamos, con suma esperanza y con la voluntad de acabar con la tradicional división en las dos Españas que históricamente “nos heló siempre el corazón”.”

En otro apartado de su discurso, la Directora Insular recordó la importancia que la Constitución da al medio ambiente y por ello leyó el artículo 45: “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.”

En su parte final del discurso, López se refirió a la posibilidad de modificar la actual Constitución para adaptarla a los nuevos tiempos tanto a nivel tecnológico como social. “Sin embargo, también es cierto que es de madurez democrática considerar nuestra Carta Magna como un texto vivo.  Un texto que mediante nuevos consensos pueda dar lugar a reformas adaptadas a la España de los retos presentes y futuros. Nuevos acuerdos y nuevos consensos necesitados de las mismas generosidades y voluntades de integración. Pensemos que gran parte de los ciudadanos no vivieron la Transición, no conocieron la dureza de la Dictadura, no pudieron votar la aprobación de nuestra Constitución, y si bien alaban su recorrido, consideran que bien pudiera ser adaptada a una nueva España más actual.”

Susana Mora

Por su parte, la presidenta del Consell, Susana Mora, hizo un discurso no muy alejado del anterior. Recalcó la importancia de la Carta Magna para la evolución de nuestra sociedad y como punto de unión de los españoles al mismo tiempo que avaló su modernización, pero dentro de los márgenes ya fijados. Para ello usó una metáfora muy menorquina. “La Constitución viene a ser las paredes secas que conforman los umbrales de nuestro camino. Y mientras que no seamos capaces -entre todas y todos y en armonía- de ponernos de acuerdo para poder construir unas nuevas paredes secas, deberíamos, al menos,  podernos entender lo suficiente para saber levantar, desde el diálogo, los enderrossalls que el paso de los tiempos y los cambios sociales, económicos, morales y tecnológicos han provocando en las paredes que guían nuestra ruta colectiva.”

Entre los aspectos que se deberían retocar en la Carta Magna para adecuarla a nuestros tiempos señaló, en clave insular, “hay demasiadas demandas sociales que ya no pueden tener espera. Menorca no puede volver a quedarse a oscuras ante cualquier imponderable. El no poder disponer de un techo digno donde poder cobijarse  a tantos niños creciendo no puede seguir siendo un drama que avergüence a tantas familias cuando nos debería avergonzar a todas y todos …
Hay demasiada gente que sufre, que lo pasa mal todavía, como para dar la espalda a tantos de derechos como la Constitución ampara en tantos y tan importantes apartados que solemos olvidar ante la urgencia perentoria de las desavenencias territoriales.”

Precisamente de los problemas en el ámbito territorial hablaron tanto López como Mora aunque ninguna de ellas pronunció la palabra Catalunya en ningún momento.