Arrollador virtuosismo, creatividad transgresora, efectista y eficaz, pura energía. Todo al servicio de la música de Beethoven que, por momentos, parece compuesta ayer. Marco Mezquida (piano), Masa Kamaguchi (contrabajo), Pablo Selnik (flauta) y David Xirgu (batería) cautivan al público del Teatro Principal de Maó con Beethoven Collage, el homenaje que el pianista menorquín tributa al célebre compositor alemán con motivo del 250º aniversario de su nacimiento.
Sinfonías, sonatas, cuartetos o bagatelas se actualizan con ritmos populares, jazz o música latina; una acompasada y poderosa improvisación acentúan la grandeza de la música de un compositor marcado por el carácter ilustrado y revolucionario de su tiempo, y por su desesperante, que no incapacitante, sordera. La pasión y el rigor de Mezquida a la hora de reinterpretar a Beethoven, la contundente complicidad con Kamaguchi, Selnik y Xirgu, impactan al público.
Si el coronavirus lo permite, Beethoven sonará mucho en este año de celebración, pero no de esta manera, no sonando a todas las músicas, a todas las épocas, a todas las culturas del mundo. Quizás tenga que ver con la sugestión, con ese volver a un espacio escénico después de la pandemia. Puede más el esfuerzo de traer la producción- que Mezquida agradece expresamente al Principal, dedicándole a su gerente, Ángela Vallés, la última pieza- que las protocolarias medidas de protección, la necesidad de sentir que el miedo al contagio.
La desinfección del calzado, la higiene de manos, la mascarilla, las butacas inhabilitadas son las notas discordantes en la melodía que explica lo irrenunciable de la creación artística; su capacidad transformadora siempre arraigada en el pasado, del que brotan las fuentes de inspiración; su irreductible permanencia. Más allá de la guerra, de la catástrofe natural, de la pandemia, del dolor, la injusticia o la muerte hay algo que expresa bien Beethoven Collage, que traducen bien las buenas artes: el poder de lo bello, de lo intangible, de lo que no nos da de comer pero nos alimenta, como individuos, como sociedad.
Quizás tenga que ver con la sugestión y Beethoven Collage no es más que un concierto, un muy buen concierto, el fruto de la dedicación de un buen puñado de profesionales -músicos, técnicos, gestores-, el reencuentro de un músico con el público de la tierra que le vio nacer y el del público con el teatro operístico más antiguo de España y uno de los mejor gestionados por estos lares, pero la escucha admirada, la emoción contenida y el aplauso sincero traslucen la esperanza de la creatividad que nos salva.
