Aunque un mueble pueda considerarse como un objeto que solo se puede valorar por lo práctico que es, cuando nos presentan ejemplares singulares por su historia, materiales, trabajo artesano y curiosidades que esconden, pueden ser de lo más atractivo. Así de interesante se plantea la propuesta que este sábado 26 se desarrolla (a partir de las 18 horas) en Can Oliver, colección Hernández Sanz – Hernández Mora.
Entre las familias más acomodadas que heredaron estos muebles se encuentra también Jerónima Taltavull.
El Ayuntamiento de Maó recibió en donación -en enero del 2019- la colección de Jerónima Taltavull Moll (Maó, 1932 a 2018). Empresaria del sector lácteo, proveía de cuajo a los payeses. Aglutinó muchos elementos antiguos, de interés etnológico y cultural de la isla, entre ellos, parte de la colección de muebles que se muestra.
Son muebles que se han conservado muy bien hasta nuestros días y que se construyeron con materiales nobles como el caoba. La caoba es una madera de color rojizo característico, muy apreciada para la fabricación de muebles de gran calidad. El nombre inglés “mahogany” se asoció inicialmente solo con la madera procedente de las islas de las Indias Occidentales bajo control británico; mientras que los colonos franceses utilizaban el término “acajou”. El nombre inglés “mahogany” podría ser una corrupción de “m’oganwo”, el nombre utilizado por la gente yoruba e ibo originaria de África Occidental para describir los árboles del género Khaya, que está estrechamente relacionado con Swietenia. Posiblemente, cuando fueron llevados a Jamaica como esclavos, dieron el mismo nombre a los árboles similares que vieron allí. Mientras que el comercio de la caoba de los territorios españoles y franceses en América se mantuvo bajo mínimos durante la mayor parte del siglo xviii, esto no fue cierto para las islas bajo control británico. En 1721 el Parlamento Británico eliminó los derechos de importación a Gran Bretaña de toda la madera procedente de las posesiones británicas en América. Esto estimuló inmediatamente el comercio de maderas de las Indias Occidentales, entre ellos el más importante de todos: la caoba. Con este material, los muebles en Menorca eran más duraderos frente a otras especies de peor calidad y que padecían por la humedad de la isla y por la carcoma.
El diseño y forma explica con facilidad una distinción social. Mejores muebles, mejores acabados, mejores materiales. Eran señal de distinción.
Jiménez destaca la existencia de cajas escritorio, una especie de mueble portátil que estaban destinados a ser soporte de escribientes y guardar, a veces incluso con compartimentos secretos, documentos de relevancia como firmas de acuerdos o papeles de propiedades y valores. Muchos de estos muebles se llevaban también en los barcos, a modo de guarda de bitácoras y documentación reservada.