La feria británica de Maó echó a andar este viernes con cierto retraso. La demora en la llegada del barco de línea regular provocó que algunos feriantes llegaran más tarde de lo previsto por lo que empezaron a montar sus tiendas cuando el certamen ya debería estar funcionando. Esto no impidió que los menorquines salieran a las calles del centro de Maó para ver cerámica árabe, embutidos, dulces, panes y hierbas de todo tipo. Tampoco la lluvia que hizo un tímido amago por la noche amedrentó a quienes se acercaron a la feria.
La presencia británica estuvo marcada por los diferentes stands en Ses Moreres. Se espera que este sábado, con los actos centrales como el izado de bandera y el disparo de una salva de cañón refuercen la imagen de un Maó que estuvo dominado por los británicos en el siglo XVIII.
La patrulla aérea de la RAF, los Red Arrows, no llegará hasta el lunes.