Era un icono de la pintoresca urbanización menorquina. Año tras año, cada primavera John Davidson y su mujer Evelyn regresaban a la Isla para abrir las puertas del local. Desayunos, cervezas, comida rápida y música durante la noche de los sábados.
Se había convertido en un lugar de paso para muchos británicos. Unos, porque repetían; otros, porque llegaban recomendados. No era un referente gastronómico, pero contaba con un público muy fiel.
En 2014, el local saltó a la prensa internacional porque allá por el mes de marzo, un escándalo salpicó a su propietario. El sargento detective Davidson formaba parte del equipo que investigó la muerte a puñaladas del joven negro Stephen Lawrence en 1993. Medios británicos acusaron a la policía de manipular las pruebas.
Ahora, y tras muchos años abriendo sus puertas, el histórico "El Contrabandista", como muchos otros locales de Menorca, se vende.
