Es cierto que algún local pudo extralimitarse con el ruido en una ocasión pasada y eso molestó a los vecinos. A partir de ahí, están pagando justos por pecadores según estima el presidente de la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes de PIME, Antonio Sansaloni.
En Ciutadella hubo un tiempo de largo debate y se consiguió un cierto consenso tras sentarse las partes; comerciantes, vecinos y ayuntamiento. Para el caso de Maó les parece que no ha habido termino medio y el consistorio ha tirado por la vía más corta y fácil. Pero cambiar la ordenanza hace que las terrazas deban estar recogidas a partir de las 22 horas y eso es un grave perjuicio para los intereses de los locales. Los comerciantes afectados piden mejorar los controles de ruido e insonorización de los locales para evitar que se produzcan problemas y hacer una norma más real, es decir, que contemple que en verano y en invierno las condiciones son distintas.
La Pequeña y Mediana empresa ya ha enviado las alegaciones al Ayuntamiento con la esperanza de encontrar un consenso que haga más laxa la ley y que pueda agradar por igual a vecinos y establecimientos.
Los bares quieren decidir el horario de cierre de sus terrazas
