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¿Podría ser el amoníaco sólido el combustible del futuro?

SOREMAR investiga si los barcos podrían utilizarlo para obtener energía con una huella de carbono de cero emisiones

Prototipo de barco de carga que funciona con hidrógeno. Foto; H2news
Prototipo de barco de carga que funciona con hidrógeno. Foto; H2news

El debate sobre los combustibles marítimos del futuro avanza a gran velocidad y sitúa al amoníaco —incluido en sus variantes líquida y sólida— como uno de los candidatos más prometedores para lograr una navegación sin emisiones de carbono. En paralelo al impulso que SOERMAR está dando a los proyectos de descarbonización dentro del sector naval, la entidad analiza el potencial de este compuesto como alternativa energética para el transporte marítimo. El objetivo es determinar si podría convertirse en un combustible seguro, eficiente y capaz de responder a las exigencias medioambientales que marcarán la próxima década.


La investigación se alinea con la estrategia que SOERMAR ha expuesto en foros internacionales, donde defiende que la innovación tecnológica es un pilar esencial para transformar la Economía Azul. En este contexto, el amoníaco adquiere un protagonismo creciente por su capacidad para actuar como portador de hidrógeno y por su versatilidad para integrarse en futuros sistemas de propulsión sostenible.


Amoníaco como portador de hidrógeno: eficiencia y facilidad logística


Según explicó esta pasada semana el Director técnico de SOERMAR en una entrevista a Radio Menorca, Alfonso Carneros, una de las principales ventajas del amoníaco es su capacidad para almacenar y transportar hidrógeno de forma más eficiente que el hidrógeno puro. Contiene un 50% más de hidrógeno por volumen, se licúa a temperaturas más altas y requiere menor presión, lo que simplifica su logística en buques y redes de distribución. Gracias a tecnologías emergentes, es posible extraer hidrógeno de alta pureza —superior al 99,97%— para alimentar pilas de combustible capaces de generar electricidad sin emisiones de CO₂.


Esta propiedad resulta especialmente relevante para el sector marítimo, donde el espacio a bordo, la gestión de tanques criogénicos y los costes operativos son factores críticos. El amoníaco podría permitir buques más autónomos y sistemas energéticos más estables, facilitando su integración en distintos tipos de embarcaciones. La investigación internacional apunta a que su uso como vector de hidrógeno abriría nuevas posibilidades para electrificar parcialmente buques o alimentar equipos auxiliares sin recurrir a combustibles fósiles.


Combustible directo sin CO₂, pero con retos en emisiones de NOx


Más allá de su función como portador, el amoníaco también puede emplearse como combustible directo. Su combustión no genera dióxido de carbono, un aspecto que lo convierte en un firme candidato para descarbonizar el transporte marítimo. Sin embargo, presenta un desafío técnico clave: la producción de óxidos de nitrógeno durante la combustión, gases contaminantes cuya mitigación requiere sistemas avanzados de control.


Actualmente, diversos grupos de investigación trabajan en optimizar motores y tecnologías que reduzcan estas emisiones, ya sea mediante catalizadores, cámaras de combustión modificadas o mezclas controladas con hidrógeno. La industria naval sigue de cerca estos avances, consciente de que la viabilidad del amoníaco como combustible principal dependerá de que pueda cumplir con las normativas ambientales internacionales sin comprometer la seguridad ni la eficiencia operativa.


En paralelo, el desarrollo de soluciones para almacenar amoníaco en estado sólido —mediante compuestos de amonio más estables— abre un nuevo frente de innovación destinado a mejorar la seguridad y reducir la volatilidad del producto. Este enfoque podría facilitar su transporte y manipulación a bordo, reduciendo riesgos y aumentando su atractivo comercial.


Un futuro impulsado por innovación tecnológica


El trabajo de SOERMAR en proyectos como TECNAVAL 2025 o en iniciativas de captura de CO₂ refuerza su posición como actor estratégico en la búsqueda de soluciones energéticas de nueva generación. Desde la dirección técnica se insiste en que tecnologías basadas en hidrógeno, amoníaco, metanol verde y sistemas híbridos marcarán la evolución de la descarbonización marítima en los próximos años.


La posibilidad de incorporar amoníaco sólido o líquido como fuente energética en buques se integra en este marco más amplio de innovación, donde la combinación de combustibles alternativos, electrificación y captura de carbono está configurando un nuevo modelo industrial. La investigación en torno al amoníaco avanza así en paralelo a los esfuerzos por transformar la cadena de valor naval, promoviendo una transición que combine seguridad, sostenibilidad y competitividad.


En un sector inmerso en plena transformación, el amoníaco se perfila como una de las vías más interesantes para lograr un transporte marítimo con cero emisiones netas. Su desarrollo tecnológico, junto a la labor de entidades como SOERMAR, será determinante para saber si este compuesto podrá convertirse en el combustible del futuro.


R

Redacción

Periodista de Menorca al Dia