Tanto en temporada estival como en el resto de estaciones del año, el viajero realiza una asociación automática de ideas entre la palabra “isla” y otros conceptos imposibles de desvincular: playas, diversión, relax. Por supuesto, el clima cerca de la costa siempre es más suave que en el interior, por lo que elegir una isla como destino vacacional suele ser un acierto para crear un marco idóneo, y lo que se decida hacer después, sea lo que sea, encajará con ese marco previo.
Islas como Mallorca y Menorca cuentan con tesoros arquitectónicos y con parajes naturales irresistibles para aquellos turistas amantes de la fotografía y la cultura, pero muchos otros también buscan la fiesta por encima de todo lo demás, e Ibiza es un auténtico referente en ese sentido (aunque no es la única isla del archipiélago balear que con una oferta de ocio nocturno atractiva). La noche, las grandes fiestas llenas de luz y música electrónica, son buscadas por millones de jóvenes y no tan jóvenes en cualquier estación del año. Las Islas Baleares han sabido explotar este reclamo hasta el punto de convertirlo en un rasgo de su identidad. Luces de neón, sobredosis de color al más puro estilo Las Vegas, son una llamada a los mejores cócteles y salas de juego llenas de máquinas tragaperras y mesas plagadas de barajas, una oferta de entretenimiento muy tradicional a la que sin embargo han sabido dar una vuelta de tuerca para atraer a las nuevas generaciones también.
En el momento presente, este tipo de juegos están disponibles a través de internet también, y de hecho con un catálogo mucho más amplio y mayores comodidades si de lo que se trata es de centrarse en la parte lúdica. De hecho, la experiencia es también bastante más segura en el entorno online, tanto para los jugadores como para las salas de juego, evitando sorpresas desagradables como las que se han producido en los últimos dos años. Siempre hay quien intenta robar en locales en los que se mueven cantidades importantes de dinero, sin embargo la ciberseguridad en estos negocios a través de internet es una de las más solidas de toda la red.
De cualquier manera, la oferta tiene buena respuesta, pues a fecha de hoy los turistas (y también los nativos baleares) siguen llenando locales en los que el juego está presente, aunque no sea necesariamente para jugar, sino para romper con su rutina en un ambiente festivo y desinhibido. Podemos encontrar desde grupos de la tercera edad que llegan de otros países dispuestos a probarlo todo hasta universitarios que no tienen intención de dormir más de tres horas al día en sus escapadas a las islas. También las Baleares se nutren de numerosas despedidas de solteros ávidos de vivir su última aventura antes del matrimonio, entre los que siempre se encuentra algún soñador que pretende regresar a casa con un extra de dinero ganado en alguna sala.
¿Significa esto que nuestras islas sólo pueden ofrecer una fiesta tras otra, que Ibiza o Menorca son sólo para disfrutarlas de noche? Realmente no es así, aunque gran parte de los beneficios económicos obtenidos con el turismo provienen de los sectores asociados a la vida nocturna. Sin embargo, son muchas las familias con niños pequeños que acuden al archipiélago buscando una estancia tranquila en sus playas, lo que sucede es que la noche mueve más dinero. Otras iniciativas están consiguiendo que se aprecie, igualmente, otro tipo de noche perfecta en Menorca.
También una de las cuestiones que ha hecho de las Islas Baleares un lugar en el que todo turista se siente tan cómodo como en casa sin renunciar a descubrir sensaciones nuevas es el hecho de que, poco a poco, su tejido demográfico se ha diversificado muchísimo: Mallorca, por ejemplo, no es una isla en la que sólo vivan españoles, sino que confluyen numerosas culturas debido a la cantidad de inmigrantes de otras nacionalidades que llegaron para quedarse y que han aportado un valor añadido a diferentes barrios de ciudades como Palma. Hoy por hoy, se puede escuchar hablar en casi cualquier idioma en las islas, y no siempre son los turistas quienes hablan en otro idioma que no sea el castellano o la variante balear del catalán. Los diferentes negocios que van proliferando aportan nuevos sabores, nuevos sonidos y nuevas formas de ocio, para darnos cuenta, sin embargo, de que al final todo el mundo persigue el mismo tipo de ocio, y que, si bien varía en función de este tipo de cuestiones, sigue siendo muy similar al de décadas atrás: la música, el juego, el baile y disfrutar de unas copas entre amigos. Y las islas siguen manteniendo esta apuesta segura, pues la fórmula, sencillamente, funciona.