Menorca no es ajena a los malos datos del conjunto global de la población. Mientras que aumentan los casos de contagio (en Menorca también), se van adoptando medidas como las que ordenaba la última publicación oficial del BOE. Ello lleva de nuevo al confinamiento a los usuarios de residencias de ancianos o a personas con algún tipo de patologías que lo meten en el saco de personas con factor de riesgo alto. Un verdadero problema para quien entiende el contacto y el cariño de la familia como la vida misma.
Los psicólogos están advirtiendo de la necesidad de encontrar el justo equilibrio entre el recrudecimiento de las medidas de prevención y la necesidad de contacto humano. Muchas personas mayores o que tienen algún tipo de enfermedad mental, no pueden apartarse categóricamente de sus familiares que les dan apoyo anímico. Ya se pasaron los anteriores meses del primer confinamiento con grandes dificultades y ahora, la sola idea de volver a la situación anterior, aterra a muchas personas que deben cumplir con la norma. Es cierto que ahora se estudian fórmulas mixtas que permitan salidas puntuales, controladas y programadas para que el aislamiento no sea total pero sí totalmente seguro.
Las visitas, siguiendo la pauta de la citada publicación del BOE, se pueden seguir dando con los estrictos protocolos de mascarilla, distancia e higiene de manos. Según el propio personal asistencial de los centros de gente mayor, muchos de sus usuarios se preguntan porqué deben pagar con este nuevo confinamiento un aumento de contagios que no han provocado. Eso lo dicen aludiendo a las informaciones de mucha gente joven que no ha cumplido con las normas básicas y ha preferido ir de fiesta sin tomar las medidas obligatorias y ayudando a que se expanda el COVID del que hoy seguimos contabilizando más y más casos.