En el año 430 aC hubo una pandemia que acabó con una cuarta parte de la población de Atenas, así como la de sus tropas. Es el primer registro que hay en la historia de una enfermedad que un animal ha contagiado a un humano y que éste a contagiado a su vez a otro humano, esparciendo su radio de acción. Aunque el registro de este hecho es fiable, no hay suficiente información sobre qué enfermedad era. Se cree que probablemente era fiebre tifoidea.
Entre los años 165 y 266 la viruela llegó a la ciudad de Roma provocando graves perjuicios llegando -según las crónicas- a morir 5.000 personas por día.
La peste bubónica hace aparición en Egipto en el año 541 y esquilmó a una cuarta parte de la población del Mediterráneo oriental.
En 1348 llega la peste negra y, de nuevo, arrasa con un cuarto de la población, en este caso de toda Europa, llegando a matar a 20 millones de personas en un término de seis años.
Desde 1816 y hasta 1966 se fueron produciendo diversos brotes de cólera alrededor de todo el mundo. En España murieron 800.000 personas en el siglo XIX por esta enfermedad infecciosa que afectaba al sistema digestivo.
La denominada gripe española apareció en 1918 y se desvaneció al año siguiente. La cepa H1N1 afectó a la población joven y adulta sana, algo que la diferenciaba de otras enfermedades previas que se cebaban con los más débiles. Murieron 25 millones de personas pese a que algunas fuentes creen que la cifra real era el doble. Se la denominó gripe española porque los medios de comunicación del resto de los países del mundo no permitieron que se supiera que también padecían la enfermedad. El hermetismo informativo no sucedió en España, que fue el canal para conocer el avance de la enfermedad.
La gripe afectó en diferentes cepas y de manera virulenta a Asia (1957), Honk Kong (1968), Rusia (1977)…
La gripe aviar de 2003 estuvo a punto de convertirse en pandemia.
La gripe A o gripe porcina supuso la reaparición del N1H1 mutado y la vacuna permitió controlar su extensión. El VIH (SIDA), tifus y otras enfermedades han dejado en la historiografía de las enfermedades infecciosas páginas para olvidar. Las poblaciones más deprimidas han sufrido más el ataque de estas pandemias.
Entre las últimas enfermedades a las que temer está el ébola, que ha demostrado una alta tasa de letalidad.
Actualmente la pandemia del coronavirus COVID-19 está aún escribiendo su propia historia y, en la manera en la que se tomen las medidas que pueden evitar su propagación, se resolverá de una u otra manera.