Cada día son más los jóvenes de Balears que se incorporan a la clientela de la prostitución en sus noches de fiesta, de acuerdo con los profesionales que ayudan a las víctimas de la explotación sexual y los cuerpos policiales que la combaten.
La Red de Atención Directa a Personas que Ejercen la Prostitución (XADPEP) atendió a 1.748 prostitutas en Palma el pasado año, según los últimos datos disponibles.
La primera vez que Pablo visitó un prostíbulo tenía 20 años. Fue una noche en la que pagó los servicios de una prostituta con 30 euros que ganó en un salón de juegos de Palma, en el que se detuvo tras una fiesta.
“Es una forma fácil y rápida de tener sexo”, sostiene Pablo, cuyo nombre real oculta para mantener el anonimato. Este cliente esporádico de burdeles explica que la primera vez que pagó por los servicios de una meretriz fue “para experimentar” y desde entonces ha acudido unas cuantas veces al prostíbulo.
Cumpleaños, celebraciones, exámenes finales…, cualquier excusa vale para incluir el sexo de pago en las noches de fiesta con los amigos.
“Está muy de moda eso de ir de putas para celebrar los 18”, comenta Patricia Barranco, de la Fundación Amaranta. “Las nuevas tecnologías favorecen que los jóvenes vean la prostitución como una forma de ocio”, añade María Magdalena Alomar, educadora social de Casal Petit.
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