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“Bienvenido al país de los hipócritas”

Un artículo de Pilar Carbonell

Imagen del Senado.
Imagen del Senado.

Podemos empezar por los de arriba e ir bajando. Los que nos gobiernan son capaces de defender la verdad y lo contrario en la misma frase sin atragantarse y sonriendo. Los que deberían criticarles por nosotros, es decir la oposición lo hacen titubeando y sin convencer en verdad porque ellos tampoco no están para tirar la primera piedra.

Vivimos en una gran bola de pequeñas mentiras que en fondo nos hacen culpables a todos. Desde el comienzo de la pandemia ha sido un cumulo de engaños por parte de los que nos dirigen y por ende la ciudadanía han respondido con el ingenio de la mentira.

El resultado ha sido un reproche diario y continuo de unos a otros cuando nadie cumple cien por cien. Los mayores culpan a los jóvenes, los jóvenes al vecino y el vecino al bar.

Políticos que se saltaron la cuarentena dando un pésimo ejemplo nada más empezar, tuvimos personas que paseaban el perro tres veces al día a cuatro kilómetros de su vivienda y otros que salían de fin de semana metidos en el maletero del coche.

Los jóvenes han salido de botellón, es lo que les pide el cuerpo igual que a usted a su edad, los que somos padres asentimos y decimos con la boca pequeña “no deberías ir” pero sin más sabiendo que cuando no mires ya estarán allí. Para que culparlos sólo a ellos, los tanatorios han estado llenos y no precisamente de veinteañeros escuchando reggaeton, eran sus abuelos despidiendo a los amigos. Dentro ha habido besos y abrazos por doquier, ya que quien le va a negar un abrazo a la viuda sabiendo que si espera un año a dárselo no tendrá el mismo significado, pero como no estaban de fiesta parece que la infracción no es la misma.

Estos mismos son los que encuentras detrás de puertas de garajes, edificios y soportales para darle un par de caladas al cigarrillo, ya no deberían esconderse para fumar, no son adolescentes ya tienen una edad y llevan a sus espaldas muchas decisiones en la vida pero esta no la han tomado ellos. No intentar ni dejar de fumar ni fumar sin ser vistos, intentan fumar sin ser multados, sabiendo que lo hacen mal.

Seguimos viendo a diario personas que no llevan mascarilla o que la llevan mal puesta y me parece muy injusto hacer responsables a unos más que otros, qué diferencia hay entre un mal educado de Madrid o de Palma, entre un insolidario en Barcelona o Murcia.

Aquí en las islas les hicimos el paseíllo con aplausos incluidos a los primeros turistas, teniendo muy claro lo que iba a ocurrir, “son molts d’anys” que diríamos aquí, sabíamos que no se tumbarían al sol a leer la prensa sin más, pero nos escandalizamos con las primeras imágenes de turistas de fiesta en Magaluf.

El colofón lo podrán las fiestas navideñas, el gobierno apuesta por insistir que seamos un máximo de seis personas en la cena de Navidad, cuando no cumplirán ni ellos. En casa cumpliremos seguro, no porque seamos más responsables que el resto, sino por el simple hecho que en la familia somos sólo cinco.

Seguro que pueden encontrar situaciones en las que ustedes mismos no cumplen a raja tabla o no han cumplido las normas Covid pero es más fácil señalar al prójimo que mirarse el ombligo. Cuanta hipocresía en esta pandemia! Pero juzguen ustedes mismos ya que quizás yo no lo haya entendido bien.


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