En 2020 estamos asumiendo que no se puede acudir al cementerio en tropel. Se tiene que evitar la aglomeración de personas y por eso se escalonan las visitas. Asumir la norma no evita que se mantengan tradiciones como las de llevar una planta o unas flores a la tumba de nuestros seres queridos. Pero, ¿qué flor o flores podemos ofrecer a su recuerdo?
Al menos una docena de flores se las conoce como flor de muerto; varias especies de tagetes o caléndulas además de orquídeas epífitas. Pero nos vamos a quedar con la primera; el tagete.
El nombre original de la flor de cempasúchil es sempôwalxôchitl y proviene de la lengua náhuatl. Hay 58 especies diferentes pero en España la conocemos como tagetes. El origen de la palabra en su acepción mexicana, donde le dan mucha relevancia a la celebración del Día de los muertos, viene de dos sustantivos: sempôwal, que significa 20 (o muchos), y xôchitl, que es flor. Su traducción sería flor de 20.
La mayoría de los tagetes son anuales, es decir, que nacen y solo viven una temporada. Pero como cuenta con muchas semillas, se reproducen muy fácilmente. De la planta se extraen aceites esenciales para fabricar agroquímicos para combatir insectos y se utilizan para la industria avícola, con el propósito de lograr que la carne del pollo y la yema de los huevos tome un color más amarillo.
Volviendo a México, dice la leyenda que Xóchitl y Huitzilin estaban enamorados desde que eran niños y que por las tardes subían a la montaña dedicada a Tonatiuh, el dios azteca del sol, y le ofrendaban ramos de flores. Pero un día se desató la guerra y Huitzilin fue a pelear para defender las tierras aztecas y murió. Destrozada de dolor, Xóchitl pidió al dios Tonatiuh que la librara de su sufrimiento y la reuniera con su amado.
El dios del sol cumplió con el pedido y dejó caer sus rayos sobre Xóchitl, y ella se transformó en una flor de color amarillo intenso. Luego un colibrí se posó en el centro de la flor y ésta abrió sus 20 pétalos liberando un aroma intenso. Por ese motivo y siguiendo el mandato de Tonatiuh, el amor de la pareja azteca permanecerá mientras haya colibríes y flores de cempasúchil en los campos mexicanos.