La ciudad de San Agustín, en  Florida (EEUU) celebra este fin de semana la fiesta de su herencia en recuerdo de todos los europeos que llegaron a esta población fundada en el siglo XVI y que se convirtió en el hogar de muchos menorquines que emigraron a América en pos de un futuro mejor.

Para festejar esta herencia cultural tanto los descendientes de los menorquines como de otros países europeos se reunieron en un gran festival con vestidos de época y demás accesorios, cañón incluido.

Cabe recordar que  la huella española en San Agustín  comenzó con el navegante Ponce de León, que sobre el 27 de marzo de 1513, Domingo de Resurrección, avistó tierra, pero no hubo posibilidad de atraque.  El 2 de abril, Ponce de León se montó en un bote para dirigirse a tierra.  ​Fue allí donde el 8 de abril reclamó toda esa tierra para España, y la llamó «Florida», debido a que era la festividad de la Pascua Florida.

Otro personaje de relevancia fue Pedro Menéndez de Avilés.  En 1556 fue nombrado capitán general de la Armada de Indias. Financió de su propio bolsillo una expedición para buscar a familiares que habían naufragado en Florida. Cuando estaba a punto de zarpar, llegaron órdenes de que debía eliminar a todos los intrusos protestantes que se encontraran allí o en cualquier rincón de las Indias. Menéndez fracasó en su intento de atacar por mar el fuerte francés con cuatro barcos, retirándose a su campamento, la futura ciudad de San Agustín. Llegó a Fort Caroline (el fuerte francés) el 20 de agosto, día de San Agustín.  En un asalto por sorpresa tomaron el fuerte y los franceses supervivientes tuvieron que escapar en los barcos que aún quedaban en el puerto. Rápidamente volvió a San Agustín y masacró a inicios de octubre a los supervivientes del naufragio de la flota francesa. El lugar pasó a ser conocido como la bahía de Matanzas. Posteriormente el 8 de septiembre de 1565, fundó en tal lugar el fuerte de San Agustín, que se convertiría en la ciudad más antigua de los Estados Unidos.

Mucho más reciente en el tiempo se recuerda en este contexto la aportación que supuso para San Agustín la emigración de griegos, italianos y menorquines que escaparon de la colonia de Mosquitos (Nueva Esmirna) y que aportaron su trabajo y cultura para hacer crecer y prosperar la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII.