Nos hemos permitido algún exceso y ahora tenemos por delante el re-enganche a la rutina. Las mesas llenas de comida, mantecados y dulces navideños dejan paso a los buenos propósitos que nos ofrezcan mejor salud.
Es fácil que pensemos en comenzar por eliminar la sensación de hastío y que busquemos dietas depurativas y desintoxicantes. El primer consejo va a ser ponernos en manos de un profesional dietista o nutricionista porque es muy frecuente que acudamos a remedios fáciles y rápidos y esto deriva en muchas ocasiones en efectos rebote o en una alimentación aún peor que la que tuvimos en las fiestas precedentes.
La ventaja de acudir a un profesional es que nos puede ayudar a cambiar y mejorar aspectos de nuestra alimentación de una manera global, teniendo en cuenta nuestros objetivos partiendo de nuestra situación real en cada momento, conociendo los límites y haciendo un buen seguimiento (que es fundamental para que funcione).
Para ponernos en marcha, además de replantear qué, cómo y cuándo comemos, es muy útil hacer la práctica de algún ejercicio físico. La imagen del gimnasio está muy bien pero sería aún más interesante plantear la práctica diaria de caminar. Es un ejercicio físico en sí, nos ahorra el coste de los combustibles, nos lleva a donde queremos y resulta mentalmente sano. Cuando caminamos, pensamos mejor. Ayuda a aclarar las ideas.
El invierno benévolo en temperaturas, que en ocasiones parece una primavera adelantada, invita a recorrer cualquiera de las Rutas Saludables que hay en los municipios de la isla. Además está la variante del Camí de cavalls. Ahora (mientras tengamos esta buena meteorología) es el mejor momento del año para disfrutar de su recorrido litoral.
Los expertos dicen que, mejor que un menú más adecuado y hacer ejercicio regularmente, es la combinación de estas dos cosas. Los resultados van a compensar el posible aumento de peso y activarán la circulación sanguínea alejándonos de la vida sedentaria (que es el poso de enfermedades que se pueden prevenir)
