Cuando alguien nos pide que indiquemos una especie en peligro de extinción pensamos en gorilas, linces o tigres. Pero nos resulta difícil entender que algo aparentemente tan común como los cactus estén en esta lista.
Un informe de 2015 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) reveló que el 31% de las 1.500 especies de cactus del mundo están en riesgo. Las amenazas que enfrentan los cactus son innumerables, desde la horticultura y la recolección privada hasta su uso como alimento y medicina; por ejemplo, las raíces de algunas especies se utilizan como antiinflamatorio. La humanidad ha sabido sacarle el jugo al mundo vegetal para su provecho pero, en ocasiones, esto se ha llevado al límite. Hay un factor que se debe tener en cuenta; si una especie de cactus se demuestra rentable económicamente porque (por ejemplo) de él se puede extraer un valioso componente para nuestra salud/belleza, se genera toda una industria que facilita la supremacía de esta especie en el lugar, territorio y latitud donde se pueda cultivar este cactus. Eso es bueno para esta especie en particular pero, al mismo tiempo, desplaza (a veces hasta el borde la extinción) a otras especies de las que no se les saca provecho ninguno, en ocasiones incluso sin conocer si tienen otras propiedades o qué papel juegan en la biodiversidad de la zona.
Respecto a las algas marinas, en Menorca conocemos cada vez mejor el papel de la planta posidonia pero hay muchas algas que aún no conocemos del todo bien. En lo que respecta a las actividades humanas, las algas marinas contribuyen de muchas formas, desde la fertilización del suelo hasta la alimentación animal y de peces, pasando por su uso como biomasa para combustible y alimentos. Asimismo, las algas marinas desempeñan un papel importante en la lucha contra el cambio climático: el 9% de los océanos está cubierto de algas marinas que secuestran una enorme cantidad de carbono. Sin embargo, la población de algas marinas está disminuyendo a causa del dragado mecánico, el aumento de la temperatura del mar y la construcción de infraestructura costera.
Ahora vamos a los bosques. Los árboles del mundo están amenazados por diversas actividades, tales como la tala, la deforestación para la industria y la agricultura, la leña para calentar y cocinar, además de las amenazas relacionadas con el clima, como los incendios forestales. Se estima que el 31% de las 430 especies de robles del mundo están amenazadas de extinción, según la Lista Roja de la UICN.
La lista continúa con una atención especial por especies amenazadas como los loros (según la Lista Roja de la UICN, 116 de las 375 especies de loros del mundo están listadas como vulnerables, en peligro o en peores categorías), o también las jirafas (quedan aproximadamente 68.000 jirafas silvestres).
Con el aumento global de la temperatura, muchas especies (a veces que ni tan solo nos imaginamos) se van a encontrar en ese límite a partir del cual sólo nos quedaran sus fotografías y el recuerdo de lo que fueron.