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“Como los nazis”

Un artículo de Emilio Arteaga

Guerra en Ucrania.
Guerra en Ucrania.

Uno de los aspectos más terribles de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania lo constituyen los hallazgos de indicios y evidencias de crímenes brutales contra la población civil, que van quedando al descubierto a medida que las tropas ucranianas recuperan territorios y aparecen los rastros inequívocos de la infamia del comportamiento de los invasores y de su absoluta falta de respeto a las normas de la guerra y a los derechos humanos.

El bombardeo indiscriminado de zonas residenciales e infraestructuras civiles sin valor militar ya es en sí mismo un acto contrario a los convenios de Ginebra y. cuando es sistemático, como es el caso actual por parte del ejército ruso, no se puede argüir que se trata de errores de cálculo, o de zonas donde el enemigo acumula recursos militares escondidos entre la trama civil y mucho menos si se ataca deliberadamente áreas donde se sabe que se está concentrando población civil para escapar del frente del conflicto, como estaciones de tren o de autobuses y, peor aún, cuando se bombardean hospitales perfectamente señalizados, o edificios donde se indica bien visible que se encuentran civiles y, en particular, niños.

Pero cuando los soldados ucranianos empezaron a liberar poblaciones al norte de Kiev, los testimonios de los residentes supervivientes nos hablaron además de rapiña, saqueo, maltrato, detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos de civiles, como alcaldes o miembros de la administración ucraniana, pero también del tiroteo indiscriminado contra vehículos circulando, ciclistas y transeúntes.

Todas estas denuncias se vieron tristemente confirmadas en lugares como Bucha, donde se hallaron cerca de 300 muertos en fosas someras, o incluso en las calles, muchos de ellos con señales de tortura, algunos con las manos atadas a la espalda, como se hace en las ejecuciones sumarias.

Y ahora, en la contraofensiva en el noreste, en la provincia de Járkiv, se han encontrado numerosas nuevas muestras de la barbarie de los ocupantes, culminadas por el hallazgo de una fosa común con más de 400 muertos en la ciudad de Izium. El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ha hecho un llamamiento internacional para el reconocimiento de estos crímenes y ha afirmado que este comportamiento es como el de los nazis cuando invadieron la Unión Soviética en 1941.

Bielorrusia y Ucrania fueron los territorios soviéticos más afectados por el ataque nazi. Fueron los primeros en ser invadidos y los últimos en ser liberados y los ejércitos nazis se comportaron con tremenda brutalidad tanto en el avance como en la retirada. Liquidaron a más de un millón de judíos y a millones de ucranianos y bielorrusos civiles, en un programa deliberado de exterminio por hambre de la población eslava, a fin de sustituirla por población alemana, en lo que se denominaba expansión del “Lebensraum”, el espacio vital germánico. Y en la retirada, siguiendo las órdenes de “tierra quemada”, no solo destruyeron todas las infraestructuras que pudieron, sino que arrasaron pueblos enteros, matando a todos sus pobladores, en ocasiones encerrándolos en la iglesia y prendiéndole fuego.

Aunque las barbaridades cometidas por los invasores rusos no llegan al grado de atrocidad de las cometidas por los alemanes hace ochenta años, son sin duda hechos gravísimos, gratuitos y crueles, que sugieren una estrategia deliberada de terror, algo muy habitual en la época soviética, para someter a la población local y obligarla a aceptar el hecho consumado de la invasión y la anexión y como un aviso para las zonas aun no invadidas de lo que sucede si ofrecen resistencia o no demuestran afección al invasor.

Resulta paradójico que, según Putin, el objetivo de la operación militar especial es la pretendida desnazificación de Ucrania y sean en cambio los invasores rusos los que se comportan como nazis, cometiendo toda clase de tropelías y crímenes de guerra, que quizás puedan ser considerados en su momento por los tribunales como crímenes de lesa humanidad.


Comment

  1. … se suele comentar que los rusos son ateos, y los ateos hacen muchas barbaridades, en comparación a la gente religiosa, que suele presumir de una supuesta autoridad moral que les impediría hacer perrerías a sus semejantes… pues es totalmente falso, el fanatismo religioso es famoso precisamente por su peligrosidad, por sus masacres indiscriminadas y por su falta de empatía por los infieles a sus particulares tonterías dogmáticas, sean islamistas radicales, budistas radicales, cristianos integristas, hugonotes, peregrinos de Salem, nazis buscando judíos, judíos expulsando palestinos, palestinos acuchillando colonos ultraortodoxos, sectas minoritarias poniendo bombas en el metro de Tokio, senderos luminosos atacando al gobierno, evangelistas acosando clínicas abortivas, testigos tocando el timbre, etc… los ATEOS no persiguen religiosamente a nadie, son inocentes de todas estas movidas… de hecho, Putin hace gala de una religiosidad extrema, besando el culo del gran patriarca ruso en cuanto puede, siguiendo el paripé de los ídolos, las oraciones y demás parafernalia religiosa… los agresores rusos lo hacen también por la gran madre iglesia rusa ortodoxa, así que podemos decir que la religión está plenamente involucrada en la guerra, como siempre, y además en el bando agresor de manera bien visible, como siempre… la religión, siempre un gran problema para la sociedad…

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