Otra Binicala: Binidalí

Sí, si empieza por Bini- (en península por Beni-): ven a verla. Binidalí es pequeña, coqueta, virgen, protegida por su orientación. Es ideal para venir en pareja y es un pequeño secreto a voces entre sus frecuentadores.
La arena es poca, pero suficiente, pues en la roca no faltan sitios desde los que arrojarse a sus límpidas aguas turquesas y mansas. El acceso es fácil y está a la vez cerca y lejos de todo. Madruguen y no se la pierdan, o alternativamente vengan al atardecer, o incluso a un chapuzón nocturno de verano. Por mucho que les digamos, solamente a través de su uso y disfrute descubrirán el verdadero encanto de esta maravilla entre rocas. Si es Bini, ven.

Cala Es Canutells, paz sobre la arena blanca

es canutells
es canutells

Paz, armonía, tranquilidad y aguas cristalinas. Con sus cincuenta metros de largo por treinta metros de ancho, la cala de la urbanización Es Canutells no es de gran afluencia, y es que tiene un pequeños secreto: sus blancas arenas son húmedas, pues sobre la misma cala desemboca un pequeño torrente.

Ahora que ya lo saben, y que también saben que pueden aparcar con cierta comodidad, no dejarán de venir con su propia sillita o tumbona, resolviendo así el “pero”, y disfrutando de una cala respirable de turismo en cualquier época del año.

Los pescadores tienen en gran aprecio a esta cala, seguramente porque aquí abundan las casetas de cueva para guardar aparejos, además de estar bien protegida del oleaje. Sobre el lado izquierdo hay otra playita minúscula, también de arena, que será el regalo del día de los más madrugadores.

En coche desde Mahón, la mejor forma de llegar a Es Canutells es por la carretera de Sant Climent, girando a la izquierda al llegar al pueblo, y siguiendo las indicaciones de Binidalí y Canutells.

Cales Coves: pura cala virgen

 

No es fácil disociar la imperante presencia de la necrópolis prehistórica de lo que es puramente turismo de playa, pues en ambos casos Cales Coves se lleva la palma.
Tampoco es fácil comprender qué es lo que tiene este rincón de especial para el bañista de tumbona, raqueta y chiringuito. No obstante, Menorca tiene rincones para todos los gustos y esta cala será la preferida por aventureros y naturistas.
En primer lugar, no es de fácil acceso. En temporada hay que dejar el coche a un kilómetro de la cala e internarse a pie por el bosque hasta llegar a la cala. En segundo lugar, no hay atractivas playas de arena blanca. De las dos mini-playas que hay aquí, la primera es de arena gruesa y se mezcla con la vegetación y la segunda es más bien rocosa. En tercer lugar, no hay servicios en absoluto, ninguno, salvo que te socorra la cobertura del móvil. ¿Desolador? ¡Para nada!
Cales coves está situada en dos entrantes de acantilado de inusitado verdor. Sus aguas son cristalinas. Hay muy poca afluencia de gente por tierra, no así por mar, pues el paraje es totalmente de cuento. Para el que viene aquí a pie, se recomienda pasar la primera calita de arena por el acantilado de la izquierda y así podrá ir descubriendo la majestuosidad de este lugar, apreciar de cerca alguna cueva de enterramiento, calzarse aletas y gafas de buceo y abalanzarse al agua para disfrutar del que sin duda será el baño más relajante de su vida. Un baño en Cales Coves es como un viaje en el tiempo, lo más lejos posible del mundanal ruido, pero a tiro de piedra.

Necrópolis vertical

 

Desde el 1400 A.C. hasta la época romana se han hallado restos de actividad en el yacimiento de Cales Coves. No solo en la zona dedicada a los enterramientos en los nichos funerarios de las paredes del acantilado, hasta cuarenta metros sobre el nivel del mar, sino que también se ha comprobado que Cales Coves fue un importante embarcadero de carga y descarga de mercancías.
Cuevas naturales, hipogeos y establecimiento costero amurallado, todo un tesoro arqueológico que ha tenido que ser protegido de la ocupación indiscriminada. Cales Coves no compite solo por ser el yacimiento más importante de la isla. La configuración de sus nichos se adelanta en más de tres milenios a la moderna concepción de los cementerios verticales, que están siendo implementados en las ciudades más pobladas del mundo para evitar el hacinamiento de los cementerios, en entornos sostenibles en los que los cadáveres se disponen en cajoneras de muchos pisos y los gases de la descomposición son filtrados para evitar el impacto medioambiental.

Cova d’en Xoroi, la discoteca de leyenda


El moro Xoroi se quedó en Menorca. Prófugo por condición y raza, pero muy enamorado de una menorquina, raptó a la mujer y ambos vivieron escondidos en una cueva. Allí ella dio a luz a tres vástagos y, un buen día, el moro Xoroi fue descubierto y se dio a la fuga mar adentro con uno de sus tres hijos. Su novia, desconsolada, regresó a su pueblo natal con los otros dos.
En la mismísima cueva del moro Xoroi está la discoteca Cova d’en Xoroi. Catalogada en la lista de los “10 most amazing places” mundial, la Cova d’en Xoroi recibe cada año colas de peregrinos dispuestos a tomar unas copas frente al horizonte en cualquiera de sus miradores horadados por la naturaleza en un impresionante acantilado.
A lo largo del verano se organizan aquí todo tipo de eventos, sesiones de música electrónica, fiestas de la espuma… altos bailes en un marco incomparable. Entrar no es económico o fácil, pero sin duda vale la pena ir por lo menos una vez en la vida, sino a romper la noche, al menos a ver atardecer frente a unos cuantos gintonics en la mejor compañía. No decepciona, nunca, a nadie.

Camí de Cavalls

Ruta Cala’n Porter-Son Bou. https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10294815

La etapa de Camí de Cavalls que va de Cala’n Porter a Son Bou transcurre a lo largo de 8 kilómetros, esto es, unas tres horas de marcha a buen ritmo. El problema es que no hay que contar con que no hay paradas en el camino, este rebosa de ellas.
En lo que a yacimientos se refiere, el camino pasa muy cerca de dos poblados talayóticos de gran importancia: el de Torralba d’en Salord y el de Torre d’en Galmés, destacando el primero por el tamaño de su taula y el segundo por el tamaño del poblado. Como colofón se puede visitar la basílica paleocristiana de Son Bou, casi llegando al final del trazado.
La etapa parte del humedal de Cala’n Porter y culmina en el humedal de Son Bou, lo que la hace idónea para los amantes de la observación de la fauna en su propio hábitat. A medio camino se encuentra la muy rocosa cala Llucalari, en la que el buscador avezado podrá contemplar el pecio abandonado de la mayor pieza de artillería costera de la historia de España.
Una etapa llena de puntos de especial interés en la que, de seguro, no bastan tres horas. Gracias por dejar cerradas la tancas para el ganado a su paso y ¡buen paseo!

Aloha, cuestión de espíritu

La cultura de Hawai define el «Espíritu Aloha» como la motivación que se expresa a través de la alegría, la cortesía, la simpatía y razonabilidad, y no obviando otros aspectos como serenidad, sensualidad y un sano orgullo. En su tradición, se considera que la motivación Aloha cura el espíritu y el cuerpo y contagia felicidad.
Esto nos cuenta Wikipedia sobre el significado extendido del popular saludo hawaiano, enriqueciendo nuestra cultura y haciéndonos comprender cómo puede un bar de cócteles mantenerse activo y con estupenda salud durante cuatro décadas. Aloha es este bar. Está en Cala’n porter, en el número 10 del carrer Xaloc, y lleva todo este tiempo regentado por los carismáticos Eduardo y Manoli, que sí comprendieron en su momento la profundidad del espíritu Aloha. Les recomendamos que se pasen por aquí a tomar unas copas y se contagien del mismo espíritu, con o sin bebidas espirituosas.

http://www.alohamenorca.com/

Comer en Cala´n Porter

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la Travesía de Tramuntana, en el 67, en Cala’n Porter, está el mítico Bar Pons. Mítico no solamente por llevar abierto y bajo la misma dirección durante toda una democracia, sino porque es punto de encuentro por adopción y por derecho propio de la colonia inglesa de la región. Esto lo convierte sin duda en una especie de zona internacional en la que todos caben. Aquí se viene a comer paella, picar mejillón, beber cerveza, hacer amigos, enfín, a pasar un buen rato.
Más adentro, en la avenida Central, en el 75, está el Castillo de Sancho Panza. Este lugar, como la isla de Barataria que regentó el mítico escudero de Don Quijote, es cuando menos peculiar. La ambientación va por lo medieval, y es que es una casa de huéspedes de pleno derecho. Los menús son muy honestos y todos los que pasan por aquí coinciden: el trato es inmejorable. No pierdan la ocasión de leerse la carta, variadísima. Para comer o cenar, seguro que se dejan seducir.
Para los fanáticos de la playa que no quieran perder un minuto de sol, parada obligada es Los Barriles, junto a la playa. Aquí encontrarán todo lo necesario para satisfacer a grandes y chicos sin tener que moverse del sitio. La intensidad del servicio en plena temporada a las horas punta no hace perder la sonrisa a su atento personal. Un apreciable estándar para una localización tan privilegiada.

Doce mil metros cuadrados de bandera azul

Cala’n Porter es una de las dos playas urbanas pertenecientes a la municipalidad de Alaior, y acaba de ser galardonada con el distinitivo bandera azul de 2017. No es extraño, pues sus impecables aguas y su localización entre barrancos la convierten en uno de los rincones más deseados de la isla.
La playa cuenta con restaurantes, duchas, socorrista, puesto de primeros auxilios y aparcamiento, y la zona circundante está urbanizada y repleta de servicios. Es normal. Las poblaciones nacen en los lugares que han sido privilegiados con alguna ventaja natural y, en el caso de Cala’n Porter, era algo inevitable. Tanto es así que, con los años, han ido mejorando los accesos por carretera y hoy se llega cómodamente tanto desde Alaior como desde Sant Climent.
Tal vez sea este el punto en el que conviven más extranjeros durante todo el año, y esto enriquece la mezcolanza cultural que se da aquí en la temporada estival, permitiendo a los propios menorquines darse de vez en cuando un baño de globalización sin tener que salir de la isla.
Aquí nunca hay oleaje y el agua no cubre hasta lejos, lo que lo convierte en una auténtica piscina natural, ideal para ir con niños. La urbanización no es tampoco agobio cuando se está en la playa, pues solamente está urbanizado el acantilado de la izquierda y se ha mantenido virgen el lado derecho.
En la playa hay disponibles lanchas, pedales, tumbonas y sombrillas en alquiler, además de un parque infantil y una pequeña laguna con patos. Pero no sólo es ideal para niños: los mayores tenemos una buena cantidad de opciones de ocio en lo que a bares y restaurantes se refiere.

Poblado Talayótico de Binissafullet

De todos los yacimientos talayóticos de Menorca, el poblado de Binissafullet es el único que presenta una Taula con pedestal. Este conjunto prehistórico estuvo habitado desde aproximadamente el siglo X antes de cristo hasta la época medieval. Prueba de ello son los restos de la época islámica que se han encontrado en las capas superiores.

El acceso al poblado dista de ser fácil, pues este se encuentra en el desvío de la ME-10 hacia Binisafúa y no dispone de parking. Aún así, bien vale la parada, pues conserva los elementos típicos de las aglomeraciones de los tiempos prehistóricos: taula, talayot, viviendas, recinto, sala hipóstila y silos.