Visitando el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) ubicado entre Suiza y Francia, el film 2001 Odisea del Espacio de Stanley KUBRICK salta a los ojos.
Un enmarañado túnel de 27 kilómetros de largo, con un diámetro de unos diez y a una profundidad de cien metros teletransporta, sí, a los albores del Big Bang…que ni fue “Grande” ni “Bum” a decir verdad por las circunstancias.
Son ya 60 años de trabajos experimentales para configurar las condiciones en las que el universo conoció su singularidad que lo vio expandirse.
El CERN es toda una catedral de kilómetros de cables y tuberías así como de científicos de muchos países cuya prédica es el Cómo y el Qué… de todo cuanto es sin inmiscuirse en el ya consabido Quién mandaba ahí.
Algo así como el tener que girar el calcetín para que a uno le calce mejor.
Galileo GALILEI ya en su día afirmó “La Biblia nos muestra el camino del cielo, no como los cielos funcionan.”
Los logros de este centro de investigación hasta hoy son en primer lugar el haber programado el entramado Hipertexto WWW (World Wide Web) como medio de comunicación, en uso a partir de 1989 por Tim BERNERS-LEE contratista independiente en el CERN.
Poseer confirmación fehaciente del bosón de HIGGS que entre otras de sus propiedades causa que los condimentos y bebidas como nuestra “pomada” sepan tan ricas…
Y en otros niveles, así como el jabón atrae los aceites y permite asearnos, haya también personas que no sean repelentes como el “Niño Vicente”.
El bosón en cuestión da masa y peso a cuantos nos vestimos con él.
Desde esta Pascua en que el acelerador de partículas en el CERN pasa de 8 TeV (Tera electro voltios) a 14 TeV de potencia que le dará una mayor resolución aproximándose a la casi velocidad de la luz, es de esperar que las partículas de la materia oscura, la gravedad y aún de la anti-materia puedan dilucidarse.
Nadamos en un universo de átomos y de partículas hasta el punto que cierto es afirmar que en cada respiración inhalamos un átomo que fue exhalado por Marilyn Monroe…
El 99,9999999999999% de la materia que nos circunda y llena es espacio vacío de modo que de poder comprimirse cuanto hay y existe nuestra humanidad cabría en un terrón de azúcar.
Si para algunos la investigación a fines civiles llevada a cabo en el CERN supone un gasto superfluo, más caro resultaría el precio de la ignorancia.
Richard FEYNMAN, este físico teórico bien lo resumió en su conocido verso “De la cuna en pie erguidos se conocen los átomos conscientes, la materia curiosa…Yo un universo de átomos, un átomo en el universo.”