Vivimos en una sociedad que nos obliga a estar siempre representando un papel: el de la mejor madre, el mejor padre, el mejor empresario, la emprendedora de éxito, la mejor abuela, la amiga más divertida… y en ese parecer nos perdemos totalmente.
Perdemos nuestra esencial, olvidamos quienes somos realmente y para qué hemos venido a este mundo.
Se nos olvida ser los mejores para nosotros mismos, querernos y mimarnos, sin pensar que opinarán los demás sobre nosotros o la apariencia que tenemos.
Y en ese querer ser, olvidamos, quienes somos, para que hemos venido a este mundo y cual es nuestro camino de vida.
Nos perdemos a nosotros mismos, perdemos nuestra esencia.
Los expertos en marketing y las redes sociales lo tienen claro: “Crea tu propio branding personal”, crea “tu marca personal”, y nosotros nos desvanecemos en esa marca y en esa imagen que damos a los demás, olvidándonos de nosotros mismos.
Y realmente es una pena que seamos tan tontos, que pensemos que eso es importante, porque en las frías noches de invierno, cuando nos tenemos que confrontar con nosotros mismos, nos sentimos solos y vacíos, y ahí no están las redes ni las cámaras para arropar a nuestra alma.
Con esto no quiero decir que no sea importante nuestra imagen personal, puesto que yo soy la primera que siempre le ha dado importancia a la misma; me ha gustado cuidarme y verme bien al mirarme al espejo.
Voy más allá; hablo de cuidarnos por fuera, pero también por dentro. Es necesario redescubrir quién eres realmente, qué cosas te gustan hacer y para qué has venido a este mundo.
En Cabalá le llamamos ‘encontrar tu tikun’, tu camino en la vida, el para qué estás en este plano terrenal, y, claramente, no solo estás aquí para salir bien en la foto.
Detrás de toda imagen debe de haber un alma con una misión clara, con un sentido de vida o, de lo contrario, viviremos una vida sin sentido.
Es por esto que muchas personas se encuentran sin rumbo en la vida, sin saber qué hacer y deprimidas, porque no encuentran una razón por la que vivir.
Es complejo encontrar tu sentido de vida; son pocas las personas que lo tienen claro, pero cuando se encuentra, la vida cambia y comienza a verse de color rosa y dejamos de verlo todo negro.
Cuando al levantarte cada mañana tienes un ‘para qué’, dejas de preocuparte por las apariencias y comienzas a darle importancia a lo que realmente la tiene.
Y con esto no pretendo que las personas dejen de preocuparse por el exterior, puesto que las lentejuelas son muy útiles en nuestra sociedad. Simplemente, me gustaría que nuestros queridos lectores, los que estáis ahí, leyendo mi artículo, como cada semana, recordéis decorar vuestro corazón con dichas lentejuelas.
Estoy convencida de que, si lo hacéis, así el mundo cambiará y vuestra vida recobrará un formidable sentido de vida, hallando un camino maravilloso hacia esa felicidad que todos añoramos.
… nuestro fin último al haber nacido es existir, simplemente, os parece poco? por eso basta que nos limitemos a llenar de vivencias nuestras vidas, con eso habremos cumplido nuestro cometido en cuanto nos tengamos que ir… y eso lo podemos hacer nosotros mismos y es fácil de entender, no hacen falta cábala ni ningún libro de cuentos pretendidamente sagrado ni libros de autoayuda…