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“A poc a poc”

Un artículo de Adolfo Alonso

Protesta en Ciutadella.
Protesta en Ciutadella.
Concentración contra la peatonalización del Born que acabó con un vaso lanzado contra el alcalde Llorenç Ferrer. (Foto: Sergio Moreno)

Sigo buscando en la política, algún elemento esperanzador, y salvo en Menorca no la encuentro.

 

Aquí, por lo menos, se discrepaba con las ideas, pero como nos conocemos todos, y muy bien además, no había crispación. Uno es primo del primo de otro y la isla, después de tanta guerra, claramente apuesta por la paz y la convivencia entre los diferentes, los de aquí y los “forasters”. Al menos este es el mensaje que se lanza desde el PSOE. No es que un militante  lo diga, es que lo asume el PSOE de Menorca, desde su comisión ejecutiva insular, cuando habla de libertad y el derecho a la discrepancia, como elemento de su política insular.

 

Esta idea del derecho a la libertad y a la discrepancia, es de pura dialéctica marxista. El método se basa en la búsqueda de las contradicciones y de su resolución porque mediante el enfrentamiento de las ideas es como pueden resolverse los conflictos y de esta forma progresar. Esto implica libertad para todos, para toda la sociedad. Si solo estamos tratando de defender la superestructura de poder burguesa no hay progreso sino inmovilismo, o gestión en elipse. Esta es una diferencia  entre un partido conservador y un partido progresista. Ciertamente que desde el marxismo se ha llegado a regímenes estalinistas, pero son derivaciones no filosóficas, que han generado nuevas superestructuras de poder erróneas o nuevas burguesías perecederas, como el tiempo ha demostrado.

 

¿Por qué la convivencia en la isla es diferente al resto del Estado?. No lo sé. Pienso, en primer lugar, que la reflexión y el ritmo vital de calma del paisaje y la naturaleza como opción política, “a poc a poc”, es un elemento definitorio de la manera de actuar colectivamente en la isla. Con la mezcla de culturas, inglesa, francesa, castellana, catalanoaragonesa, árabe, judía, bizantina, romana, cartaginesa, púnica, mediterránea, durante más de 2.000 años se ha hecho una amalgama colectiva social respetuosa con todos los que conviven en “sa roqueta”. Apostaría también a que las huellas de la especial tragedia civil que vivimos aquí, toda entera, 1936-1939, están aún frescas en la memoria familiar y en la colectiva. Sin grandes signos externos ni especial aplicación de ninguna ley, la convivencia política estaba en unos términos sobresalientes. No había crispación.

Estaba yo reflexionando sobre esta idea, sobre la tolerancia, la libertad, la igualdad, cuando me encuentro con una foto de un vaso volando hacia el alcalde de Ciutadella. ¡Vaya por Dios! Ya se me mezclan los tiempos verbales. ¿Cuál uso, el pasado o el presente? ¿Se discrepa con las ideas o se discrepaba con las ideas? El tiempo verbal se me convirtió en un problema. Un vaso con todo lo que estamos viendo que ocurre en Madrid o que ocurrió en Barcelona hace unos años, es un incidente, si se me permite y en términos relativos, que se puede calificar de mínimo. Sin embargo es inadmisible en esta isla. La violencia y la crispación en la política, es como la violencia de género contra la mujer, se comienza “a poc a poc”, se “normaliza” y se termina con una mujer muerta o con un niño muerto.

El “a poc a poc” se usa para otras cosas diferentes. El vaso lanzado no generó daños relevantes. Pero este objeto es como un alien aquí, un viajero del tiempo o de otro planeta, que aparece de forma imprevista. Pero en Menorca ni a vasos ni a cantazos, ni a hondas ni a litronas. Debemos poner, expresamente, en muy alta voz, el parón a la violencia. Si la isla se vuelve violenta y se deja contaminar por lo que se está viviendo en otros territorios, perdemos todos, y perder aquí con las dimensiones que tiene la isla, y con su idiosincrasia sería en términos cualitativos una pérdida muy grande y difícil de superar.

 

Por eso, la foto de un vaso volando tiene un mensaje muy importante. Es un símbolo, de que algo puede llegar, pero que no nos gusta. Y esto es una importante responsabilidad para los políticos insulares, sean del partido que sean. En estos momentos parece que las barbaridades dialécticas, vienen de la derecha y de la extrema izquierda. Esto hace muy difícil cualquier solución política de los problemas y casi imposible el debate constructivo, porque se han abandonado las ideas para entrar en las manipulaciones y en los insultos.

 

Cuando la posverdad llega a la política, además de la inteligencia artificial, la esencia de una sociedad y de la convivencia se pone en peligro. Nosotros no podemos permitirnos aquí estas influencias. La violencia puede ser un elemento definitorio de un pueblo, que integre sus valores, como por ejemplo , EEUU , o Esparta. Es como un viajero más que llega a la isla, con intención de quedarse.

 

Todos los ayuntamientos de la Isla deberían hacer un manifiesto conjunto contra la violencia ciudadana, porque no es un problema de quien gobierne. Es un problema de todos. Si se instala en la isla, no importará quien gobierne para que pueda ser víctima de esta cultura normalizada.

El artículo de hoy es creo el más corto que he escrito en dos años, semana a semana. Intento adaptarlo a las medidas del vaso de Ciutadella para hacer el mensaje esencial corto y claro.

Aquí el “a poc a poc” es para vivir, pero no para la llegada de la violencia ni de la tensión ni de la crispación ni el insulto, político, que también ha habido.  La reflexión política en la isla ha de venir desde el “a poc a poc”, desde el seny menorquín, si se me permite la expresión. Pero los vasos no pueden venir  ni  volando, ni de ninguna forma verbal o física ni desde ningún tiempo del pasado ni hacia el futuro ni desde otros universos con otras formas de vida.


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