El programa que usted coordina lleva 20 años en funcionamiento. ¿Cómo empezó?
En 1998, con la riada del camping de Biescas, los profesionales del sector concluyeron que la atención psicológica era necesaria y crucial. Ya no se trataba solo de salvar vidas sino de rescatar psicológicamente a los que tienen que afrontar esa crisis inesperada y que genera un alto impacto emocional. Balears creó entonces un programa específico con equipos especializados que fue pionero en el país y que contó con el respaldo de las Administraciones. Así, se creó el primer convenio del país, con unas garantías muy amplias y con disposición profesional total los 365 días del año, en las cuatro islas.
¿Algún hecho en concreto que recuerde en Balears que lo impulsase?
Se detectaron numerosos intentos de suicidio, fallecimientos en las carreteras de adultos con hijos menores a los que había que informar, episodios de violencia de género… Una serie de emergencias que nosotros denominamos “cotidianas” pero que generan un shock tremendo.
¿Cómo llega esa ayuda? ¿Cómo se pide?
Cualquier equipo de intervención -un bombero, un policía, un guardia civil, un sanitario o incluso un familiar- que perciba que las reacción de esa persona va a requerir de apoyo psicológico, activa el servicio llamando al 112. Es una atención inmediata in situ por parte del psicólogo de guardia. En total, son 53 en todo Balears.
¿Y hay seguimiento?
Tenemos 72 horas para atender esa necesidad inicial. Luego hay un programa post-emergencia, con un psicólogo en cada isla, y que también lleva el Col·legi Oficial de Psicologia.
¿Es lo mismo atender un caso con mano criminal que sin ésta? ¿Hay algún común denominador en todos los casos que atienden?
La clave es la afectación de la persona, independientemente de si hay mano criminal detrás o no. Nuestra intervención se centra en la afectación que presenta.
¿El suicidio y su prevención es un tema suficientemente atendido?
Es una realidad muy compleja y es verdaderamente preocupante el número tanto de suicidios consumados como de intentos. Nosotros atendemos muchísimos casos y en todos, es crucial la atención precisa para hacerle desistir. Son segundos fundamentales. Por otro lado, habría que resaltar lo necesario que es trabajar la prevención, somos de las comunidades autónomas con cifras más altas de este asunto y debemos quitar de una vez por todas el tabú. Hay que normalizar esta realidad y afrontarla. Pusimos un programa en marcha de prevención en colectivos vulnerables el año pasado y ha tenido muy buenos resultados y acogida, y nos gustaría retomarlo.
¿La franja de edad aumenta?
15 – 24 años. El tramo cada evz baja más y detectamos que cada vez hay más adolescentes que se quitan la vida o lo intentan.