Pase lo que pase con el rapero mallorquín, lo que sí se ha producido ya es un efecto rebote que nadie pudo imaginar: la demanda de extradición enviada desde España ha llevado a los jueces belgas a derogar, por inconstitucional, una ley sobre injurias a la Corona vigente en su país desde el año 1847.
Esto demuestra que, ante cualquier cosa que puedan decir o escuchar contra su rey, incluso cantando, entre los belgas prevalece el sentido común suficiente para no darle importancia. Tampoco se molestan los políticos, ni los policías ni los jueces, pero estos últimos han reaccionado cuando se han encontrado ante la tesitura de tener que enviar a una cárcel española a un español residente en Bélgica por lo mismo que a un belga no le pasaría nada. Por si acaso hubiera varias Europas, los belgas deciden fortalecer la suya.
Hago esta misma reflexión en voz alta y, como en otras ocasiones, me responden con un ranking mundial de calidades democráticas en el que España figura en el puesto 19 y Bélgica en el 31.
No tengo argumentos para demostrar lo contrario, pero entonces, y después de salvar mil distancias, me vienen a la cabeza otros exiliados, los republicanos, aquellos que huyeron de la dictadura franquista para salvar sus vidas y, una vez en Europa, muchos las entregaron contra el nazismo.
Ochenta años después, los nuevos perseguidos, raperos o catalanes, aunque “solo” huyen de la cárcel, cuando cuentan lo que les pasa consiguen que algunos europeos recuerden, y, aunque ahora no sufren totalitarismos, los hay que agradecen el gesto de refugiarse allí atreviéndose a mejorar sus propias democracias.
Es probable que muchos europeos nos conozcan mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos.
… genial y muy acertado… lo que está claro, es que estamos casi seguros que ningún belga acabará por pedir asilo en nuestro país huyendo del suyo… es triste pero es así: en nuestro país tenemos, mal que nos pese, PRESOS POLÍTICOS y EXILIADOS… y eso es muy duro de tragar…puede que algunos puedan vivir tranquilos como si nada, pero a otros nos puede la vergüenza ajena… Otro ejemplo de que vivimos en una sociedad muy mejorable, es comprobar que no permiten “cagarte en dios” sin que aparezca una oscura agrupación de abogados integristas cristianos a intentar amargarle la vida a uno… tener que defenderse de faltarle el respeto a NADIE, a un ectoplasma, que ni siquiera es capaz de defender su honor por sí mismo ni aparecerá NUNCA en el juicio como agraviado, es de traca, es de llorar pero no ya de la risa, sino de impotencia, al ver que la judicatura aún está por atender memeces como esa de los presuntos “delitos de supuestas ofensas” a unos sentimientos religiosos, algo tan surrealista que epata comprobar que aún esté en nuestro ordenamiento penal… hay mucha limpieza por hacer aún, a estas alturas del siglo XXI