Quizás pueda no gustar lo que vamos a escribir a continuación, e incluso habrá quien lo tilde de mal gusto, pero desde facultativos a renombrados (y muy serios) estudiosos podrán confirmar que se sabe mucho observando qué hemos cagado.
Si somos capaces de dejar a un lado el asco que pueda producir hablar de nuestras heces, veremos que hay mucho sentido en la afirmación de que en la forma, color, olor y consistencia de nuestra mierda hay muchas respuestas sobre lo que pasa dentro de nuestro organismo.
De niños, y ya no tan niños, nos ha hecho gracias hablar de la caca. Cuando el bolo alimenticio hace el recorrido de la boca hasta el ano tiene un viaje de transformación total. El cuerpo digiere desde la bolsa que es el estómago hasta el recto obteniendo los nutrientes que necesita. Pero, ¿es siempre así? No. En función de varios factores, puede que no estemos aprovechando el alimento o parte de él. Podemos encontrar varios motivos; una merma en los filamentos que absorven los nutrientes y que se encuentran adheridos a las paredes del intestino, menor motilidad en el tracto digestivo provocado por el estrés, falta o exceso de fibra alimentaria, microbiota pobre,…
De hecho, entre la población masculina es habitual que el médico pueda interesarse por hacer un análisis de las heces para detectar varios de estos elementos. Inclusive la presencia de sangre, lo que podría advertir la presencia de factores de riesgo vinculados al cáncer de colon.
Existe un método para medir nuestra salud a través de las heces, la Tabla de Heces de Bristol. Ésta permite al médico verificar el estado de la salud digestiva del paciente, qué tipo de heces libera cuando hay algún tipo de problema y cómo lo puede confrontar. No es bueno tener poca regularidad ni tampoco ir demasiado a menudo.
Primer caso: Presenta trozos de heces separados, similares a nueces
Este tipo de heces ha permanecido largo rato en el aparato digestivo. En estos casos puede ser por falta de consumo de fibra (casi siempre), pero también puede ser por problemas de colon u obstrucciones en el tracto digestivo. Es un problema de estreñimiento. Se soluciona bebiendo mucho líquido.
Segundo caso: Tiene forma de salchicha en trozos y son más bien duras.
Podría existir algún problema en las vías digestivas, señalan de igual forma estreñimiento y de toxicidad excesiva.
Para este caso también se recomienda beber mucho líquido, realizar actividades físicas y desarrollar un cambio en el estilo de vida.
El tercer, cuarto y quinto caso: Ofrece un aspecto de salchicha pero más suaves, con grietas en la superficie, son heces un poco más finas y en formas de serpiente.
Es un indicativo de un buen estado de salud, con un buen estilo de vida basado en buena alimentación y actividades físicas. Las formas de serpiente en las heces es el mejor indicativo de buena salud.
Sexto caso: Son trozos esponjosos y hay trozos acuosos o líquidos. Estamos hablando de diarreas, indicando así que hay alguna enfermedad subyacente que puede ser ocasional o no.
En el séptimo caso que nos sugiere la tabla de Bristol nos encontramos una textura líquida. A este tipo de heces se le debe tener mucho cuidado por cuanto puede ser algún virus que no se ha tratado o alguna intoxicación sufrida. Conviene no parar la excreción para que pueda liberar todas las toxinas y lavarse bien las manos después de cada visita al excusado.
De acuerdo al estilo de vida que cada persona lleve, así será el color, la textura y el tamaño de sus heces. Tanto la forma y tamaño, como su color son importantes para determinar la salud de una persona.
En relación al color de las heces, éstas deberían ser de color marrón, aunque muchas veces tanto la orina como las heces adquieren un color de acuerdo a lo que se haya consumido últimamente, por ejemplo, el consumo de remolacha, puede producir heces con un pequeño tinte morado.
… el dogma afirma que dios creó al hombre a su imagen y semejanza… cuando pienso en ello, me viene a la mente una deidad sentada en su inodoro celestial, con la cara roja del esfuerzo, apretando para expulsar unas heces acompañadas de pestilentes y sonoras ventosidades, y entonces me río y desaparecen todas las dudas que podría haber tenido sobre el origen del mito de los dioses y demás tonterías…